Desde que empezó el presente 2022, llevamos unos periodos de caídas más que considerables, sobre todo si hablamos de esas grandes empresas tecnológicas, pero también de otros sectores. Así pues, Amazon, Google, Tesla, y hasta ahora, otras como Berkshire Hathaway (de Warren Buffet) están creciendo muy por debajo de la media a la que acostumbran. ¿Por qué?

La razón la encontramos en los tipos de interés. Todas estas empresas se basan en la investigación y desarrollo tecnológico. Evidentemente cuanto más barato sea financiarse (recordemos que los tipos de interés durante el periodo 2020 y finales de 2021, estaban en 0%), más tendencia hay por apostar por proyectos más vanguardistas, sean criptomonedas, Metaverso o IA.

De igual manera, cuando los tipos empiezan a subir y es más caro financiarse, no se suele apostar tan fuertemente por el I+D, y el dinero fluye hacia proyectos más sensatos y realistas, a veces se trata de proyectos consolidados (como empresas alimenticias o energéticas) y otras veces novedosos, pero con menor riesgo.

En esta tesitura surge la figura de las Small Caps, que son empresas cotizadas con un valor de mercado menor a los mil millones de dólares (lo que en España llamamos “unicornios”).

En muchas ocasiones, estas empresas, dado el gran número que son, se pierden dentro del océano emprendedor mundial, y tienden a pasar desapercibidas para las ballenas de Wall Street. De esta forma, encontrar empresas pequeñas, con un producto más o menos aceptado y conocido, y con bajo nivel de deuda, puede ser una alternativa de inversión en periodos inflacionarios donde las grandes empresas tienen que deshinchar la burbuja generada durante la época del dinero barato.

Por ende, aplicar la famosa “fórmula mágica” del inversor Joel GreenBlatt, bajo la filosofía Eurekers, nos podría dar grandes alegrías a lo largo de los próximos meses. Es decir, empresas con productos conocidos (el producto en sí, no necesariamente su marca), bajo nivel de deuda, y que además, esté en este momento en máximos históricos. Máximos que al tratarse de Small Caps, nunca suelen pasar los 20 dólares/acción.

En consecuencia, ¿Qué pasaría si invirtiéramos en varias de estas small caps de varios sectores, y a largo plazo una de ellas que lo haya hecho muy bien, es descubierta por alguna ballena? Rápidamente empezaría a meter dinero en ella, las acciones empezarían a subir y si ya estábamos dentro, nuestras ganancias se multiplicarían en poco tiempo, y con ellas, nuestros beneficios.

Además, también es destacable que en datos históricos, las small caps americanas suelen ofrecer un rendimiento del 16% durante los 12 meses posteriores al inicio de las subidas de tipos de interés por parte de la FED.

Por el lado negativo, invertir en small caps, suele traer mayores volatilidades, y la posibilidad de que sean empresas que nunca lleguen a nada, o directamente acaben desapareciendo.

Sin embargo, una opción alternativa es invertir en el fondo cotizado (ETF) de las principales small caps del mundo, y este es el caso de ETF iShares MSCI World Small Cap UCITS (Xetra:IUSN) de Blackrock.

Dicho ETF está conformado en un 19% de empresas del sector industrial, 13% del sector financiero y de un muy interesante 11% de tecnológicas (recuerden que siempre hablamos de small caps). A fecha actual, cotiza un 20% por debajo de su máximo histórico y el índice al que hace seguimiento ha dado de media un retorno del 8,60% desde el 2000, un 2% por encima del retorno del SP500 en el mismo período.