Estrategias de inversión para aprender a invertir en bolsa

Empresas en máximos históricos

Estos han sido los valores bursátiles más destacados del mercado a lo largo de la semana, los cuales mostramos en el siguiente informe como mera información, no como recomendación para sus inversiones futuras.

Gráfico de valores destacados: BESI.AS

BESI.AS (BE Semiconductor Industries NV) Despegamos este informe semanal a lo grande, destacando este valor de Países Bajos. Se ha revalorizado aproximadamente un 120,06% en dos años y un 15,85% en tres meses. ¡Espectacular! Tendencia actual: Alcista.

Gráfico de valores destacados: DECK

DECK (Deckers Outdoor Corporation) Continuamos el informe semanal destacando este valor con sede en EEUU. Se ha revalorizado aproximadamente un 232,85% en dos años y un 34,58% en tres meses. Tendencia actual: Alcista.

Gráfico de valores destacados: AI.PA

AI.PA (Air Liquide) Una semana más, continuamos con este increíble valor que cotiza en París. Se ha revalorizado aproximadamente sobre un 29,11% en los últimos dos años y un 09,62% en los últimos tres meses. Tendencia actual: Alcista.

Gráfico de valores destacados: FOR

FOR (Forestar Group Inc) Y terminamos el informe con otro valor que cotiza en el NYSE y con sede en EEUU. Esta empresa se ha revalorizado aproximadamente sobre un 138,76% en dos años y sobre un 13,51% en tres meses. Tendencia actual: Alcista.


Sabías que...

¿Sabías qué… se puede invertir en desastres naturales?

En esta newsletter cada fin de semana siempre buscamos traer ideas o al menos conceptos de inversión frescos, a la par que intuitivos. Sin embargo, nunca está de más ir un paso más allá y conocer algunas de las curiosidades de la industria financiera, no sólo ya por ampliar nuestro conocimiento en sí mismo, sino por ser conocedores de algunas de las opciones de inversión más rentables, a la par que exóticas.

Así pues, para hablaros del activo que voy a exponer hoy, permitidme que antes os cuente, la historia de Andrew.

La destrucción creativa del huracán Andrew
En 1992, el Huracán Andrew, clasificado como de categoría 5, azotó con fuerza desmedida la costa de Florida y Louisiana durante más de diez días. Nunca antes se había registrado un evento de tal magnitud en el país, dejando tras de sí un rastro de destrucción sin precedentes.

Tanto fue así, que la devastación económica ocasionada por Andrew fue monumental. De hecho, se estima que el coste total asociado a este desastre superó los 26 mil millones de dólares, una cifra astronómica para la época. Y claro, las compañías aseguradoras, principales soportes frente a la catástrofe, tuvieron que desembolsar alrededor de 15 mil millones de dólares en compensaciones, lo que representaba cerca del 10% del capital del sector asegurador en todo Estados Unidos. En consecuencia, tal situación financiera insostenible provocó la quiebra instantánea de 11 compañías de seguros, dejando a más de 900,000 personas sin cobertura en los momentos en que más lo necesitaban.

Por supuesto, la respuesta a la crisis por parte de los gobiernos de Florida y Louisiana fue rápida, implementando paquetes de ayuda pública para socorrer a los afectados. Sin embargo, el colapso de tantas aseguradoras envió un mensaje claro y contundente a la sociedad y a los reguladores: ni la industria aseguradora ni el gobierno podían permitirse una repetición de semejante calamidad.

El problema del modelo de negocio de las aseguradoras
Y es que el modelo de negocio de las aseguradoras se enfrenta a un problema no menor: la gestión del riesgo bajo la premisa de que no todos los asegurados sufrirán percances al mismo tiempo. Esta estrategia permite a las aseguradoras operar con la expectativa de que, de un grupo de personas que aseguran un bien, solo una fracción experimentará el siniestro asegurado en un momento dado. Las primas pagadas por la mayoría, que no sufren pérdidas, subvencionan a aquellos pocos que sí las experimentan. Sencillo.

Sin embargo, ¿Qué pasa cuando ocurre un evento catastrófico que afecta a una gran cantidad de asegurados simultáneamente, como desastres naturales de gran escala? En tales circunstancias, la premisa fundamental del modelo se ve comprometido, y muy posiblemente no pueda atender a todo los afectados, ya que resulta financieramente insostenible, que es lo que la lleva a la quiebra.

Entonces, ¿acaso no existen soluciones alternativas, no se puede hacer nada?

Una inversión como activo en sí mismo
En este punto muchos podríamos pensar que invertir en desastres naturales es una opción bastante rentable, ya que supone invertir en la recuperación. Y ya sabemos que tras un evento calamitoso -como un desastre natural o una guerra-, solo por la posterior reactivación de toda la economía, suele llegar un fuerte periodo de recuperación económica.

Y obvio es una idea de inversión. Por ejemplo, sería muy interesante estar atentos al momento en que llegue el final de la guerra en Ucrania, habrá que reconstruir el país, y sin duda, se abrirá un universo de posibilidades en muchos sectores, como por ejemplo, son las infraestructuras.

Sin embargo, no venía a hablar de eso, que es más una idea de inversión reactiva al evento. Quería traer un instrumento de inversión contra catástrofes, como activo en sí mismo.

Un asegurador de aseguradoras
En este punto es donde entran los bonos catástrofe.

Los bonos catástrofe representan un instrumento financiero innovador, diseñado para ofrecer a las aseguradoras un mecanismo de recaudación de fondos con el propósito de prepararse para eventos catastróficos. Funcionan bajo un principio simple pero efectivo: los inversores prestan dinero a las compañías de seguros a través de la compra de estos bonos, los cuales serán reembolsados con un interés elevado siempre y cuando no ocurra una catástrofe. Esta estructura permite a las aseguradoras acumular una reserva de capital considerable para hacer frente a desastres potenciales, asegurando al mismo tiempo un atractivo retorno para los inversores en escenarios de calma.

Desde su introducción tras el devastador impacto del Huracán Andrew, los bonos catástrofe han ganado popularidad entre aseguradoras e inversores a nivel global, evidenciado por un impresionante crecimiento de más del 230% en su presencia en el mercado entre 2011 y 2021.

Una de las principales ventajas de los bonos catástrofe radica en su capacidad para ofrecer una fuente de ingresos relativamente desvinculada de las fluctuaciones macroeconómicas, como el desempleo o la inflación. La rentabilidad de estos instrumentos depende casi exclusivamente de la no ocurrencia de desastres naturales, lo que los convierte en una opción atractiva para diversificar y reducir el riesgo en carteras de inversión.

En otras palabras, en tiempos de crisis económica, mientras que otros activos pueden perder valor significativamente, los bonos catástrofe mantienen su valor.

¿Y cómo puedo invertir en bonos catástrofe?
Desgraciadamente estos bonos no están disponibles para compra directa en el mercado minorista. La vía más accesible para los inversores individuales es a través de fondos de inversión que incluyan bonos catástrofe dentro de su cartera.

Así que ya sabes, la próxima vez que hables con tu gestor, puedes preguntarle si alguno de sus fondos incluyen bonos catástrofe, porque por por un lado, estarás en un fondo diversificado a la par que rentable, y por el otro, le demostrarás al gestor tu amplio conocimiento de las posibilidades de inversión en los mercados financieros.


Dicho Bursátil

Nunca, bajo ninguna circunstancia, agregues a una posición perdedora... no promedies hacia abajo

Stanley Druckenmiller


Direccionalidad del mercado

En el siguiente gráfico se muestra el número de valores en máximos y mínimos existentes en el mercado durante los dos últimos meses.

A continuación los nuevos valores en máximos y mínimos de la última semana:


Acciones más rentables

En la siguiente tabla se pueden observar los valores más destacados del mercado durante la última semana, el último mes y el último trimestre.


Bolsa animada

https://youtu.be/fkYM7tTWebk


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La información contenida en este portal web es meramente informativa y no pretende ser una recomendación para sus inversiones. Cada persona física deberá corroborar y decidir las inversiones más propicias para la gestión de su capital. Los análisis realizados contemplan 2 años históricos para que la información sea más comprensible visualmente. Además las escalas utilizadas son logarítmicas.