Desde principios de marzo de 2020 Visa Inc., uno de los principales proveedores de procesadores de pagos del mundo se ha convertido en la empresa financiera más valiosa del mundo por capitalización bursátil, arrebatándole el título al mismísimo banco JP Morgan Chase & Co.

También, cabe destacar que su competidor directo, Mastercard Inc., se ha convertido en la tercera empresa de este ránking.

El sector de procesadores de pago ha experimentado un gran crecimiento a lo largo del tiempo. Esto, es debido al crecimiento de las compras pagadas con tarjeta, las cuales terminaron 2019 con un nuevo máximo histórico.

El modelo de negocio de estas compañías se centra en proveer la infraestructura necesaria que conecta el punto de compra -cualquier negocio- con la institución financiera asociada a la tarjeta, permitiendo la fluidez de fondos. Por este servicio de red, la empresa cobra una comisión.

A corto plazo, está claro que estas empresas van a ver una reducción de su actividad por la situación en la que nos encontramos. No obstante, disponen de una situación privilegiada respecto otros sectores como puede ser el sector bancario. Esta situación viene dada por la reducción del consumo, pero a diferencia de los bancos, el riesgo de morosidad no les afecta ya que solo se dedican a trasladar fondos de unas cuentas bancarias a otras.

Al mismo tiempo, aunque no estamos en periodos de alta inflación, estas empresas gozan de una ventaja reseñable y es que son inmunes a éstos. Como cobran comisiones que son porcentajes de las operaciones, si el importe de la operación sube, también la comisión cobrada.

Por último, la tendencia en declive del uso del efectivo indica que cada vez utilizamos más estas plataformas de pagos.

Con todas estas fortalezas, no es extraño que mientras otros valores como el JP Morgan Chase & Co. (NYSE:JPM) han caído un 35% en lo que llevamos de año, estas empresas: Visa Inc. (NYSE:V) y Mastercard Inc. (NYSE:MA) han retrocedido solo un -14% y un -15%, respectivamente. También, es necesario destacar que los últimos 5 años los precios de estas acciones se han revalorizado sobre un +150% y casi un 200%, respectivamente. En comparación, con la rentabilidad obtenida del S&P 500 que ha sido del 33%, en el mismo periodo de tiempo.