¿Podría tener China, acaso de forma oculta, el control del mundo o, al menos, de Occidente? No estoy hablando de su obsesión por acumular oro en los últimos años, ni por su vasta población -aunque algo envejecida-, ni siquiera de su poder militar. Hablo del insumo que controla -prácticamente el 60%- y que es esencial para toda la revolución tecnológica y digital de la inteligencia artificial (IA), semiconductores y chips que estamos viviendo: Las tierras raras.

¿Cómo China controla Occidente?

El gobierno chino sorprendió al mundo al ampliar sus restricciones a la exportación de tierras raras, minerales muy esenciales para las economías modernas. Y es que sirven para la fabricación de chips, baterías, turbinas eólicas o armamento avanzado. China domina cerca del 60% de la producción mundial de estas materias primas, y el 90% de su procesamiento, por lo que cada cambio regulatorio acaba afectando de forma inmediata a la industria global.

En este sentido, un nuevo decreto del ministerio de Comercio ha añadido cinco elementos más al listado de materiales bajo control, y exigirá licencias para productos fabricados fuera del país que contengan más de un 0,1% de estos compuestos. Pekín ha justificado esta medida por cuestiones de “seguridad nacional y uso dual” (civil y militar). No obstante, desde Occidente se ha interpretado como una respuesta directa a los controles tecnológicos que Washington mantiene sobre los semiconductores y equipos de IA.

China y el control de las tierras raras
China domina la producción de tierras raras

De hecho, solo en septiembre las exportaciones chinas de estos minerales cayeron un 31% intermensual, hasta mínimos de siete meses, lo que encendió las alarmas en Estados Unidos y Europa por el riesgo de una nueva guerra comercial centrada en materias estratégicas indispensables.

Trump desata el caos

Fiel a su estilo de máximos, Donald Trump reaccionó con dureza al anuncio chino sobre las tierras raras. En una publicación en su red social, Truth Social, calificó la medida como “extremadamente hostil” y anunció que a partir del 1 de noviembre podrían entrar en vigor nuevos aranceles del 100% sobre las importaciones procedentes de China, además de nuevos controles sobre exportaciones tecnológicas sensibles.

El mensaje y la respuesta de China, advirtiendo de que tomaría “contramedidas proporcionales” si se aplican los nuevos aranceles, se interpretó como un regreso a la guerra comercial más dura entre ambas potencias. En ese contexto, la reacción en los mercados fue inmediata. El S&P 500 se desplomó un 3%, el NASDAQ cayó más de un 5 % —su mayor retroceso diario desde 2022— y los futuros del Dow Jones llegaron a perder 1.200 puntos en la sesión. Como suele pasar en estos flash crash, la huida hacia activos refugio provocó un repunte del bono estadounidense a 10 años, mientras que el dólar se fortalecía frente al yuan y al euro. Incluso el Bitcoin sufrió una corrección histórica, con un desplome de más de 20.000 USD en cuestión de horas, llegando a tocar sus anteriores máximos de 110.000 USD por unidad.

Cotización de Bitcoin
Cotización de Bitcoin

Todo vuelve a la calma

No obstante, el alivio llegó cuando Trump suavizó sus declaraciones durante el fin de semana, asegurando que “todo estará bien con China”, y que EE. UU. no busca perjudicar al país vecino, y menos una recesión para Pekín. Esta moderación algo más instantánea, permitió que los inversores volvieran a asumir sus posiciones en activos después del pánico del viernes. En respuesta, los índices estadounidenses amanecieron con un claro rebote ante la ligera desescalada en el tono entre Washington y Pekín. Por ejemplo, el S&P 500 subió cerca de 1,6%, el Nasdaq avanzó aproximadamente 2,2 % y Bitcoin volvió a los 115.000 USD.

Índice S&P 500
Índice S&P 500

Con todo, aunque el miedo parece haberse relajado, sigue pesando la daga de la incertidumbre, y ahora el foco está en si Trump y Xi retomarán negociaciones. Parece ser que estos extraños minerales y su poca inversión en ellos desde Occidente podría acabar costándonos cara.