Alemania entra en recesión tras registrar dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo. De este modo, la primera economía de la Unión Europea, y por ende locomotora de Europa, entra en un periodo de desaceleración que puede afectar al conjunto de los países europeos.

Recesión de la primera economía europea

Al decrecimiento del -0,5% que experimentó durante el trimestre anterior (octubre-diciembre del 2022), hay que sumarle un nuevo mal dato de crecimiento del -0,3%, entre enero y marzo de 2023. Y es que pese al incremento generalizado de los precios, la economía germana no pudo seguir aumentando su PIB, debido a que el consumo de los hogares en alimentos, ropa y calzado se ha desplomado un 1,2%.

Entre las causas directas de tal decrecimiento se encuentran la subida de tipos de interés por parte del banco central (BCE) -ya están en el 3,5%-, y el conflicto entre Rusia y Ucrania, que dificultó la compra de gas ruso, del que es tan dependiente la economía alemana.

EL BCE ante la situación

Esta situación pone al BCE entre la espada y la pared, atrapada entre contener la inflación continuando con la subida de tipos, o detenerlos e incluso bajarlos para estimular la economía alemana, a costa de perder su batalla contra la inflación, único mandato para el que fue creado.

Por lo pronto, Christine Lagarde, sigue firme en su objetivo de llevar la inflación al 2% en Europa,1Inflación al 2%, la prioridad del BCE asegurando que tan solo se trata de una recesión técnica transitoria, pero ya empiezan a aparecer voces que piden como mínimo una paralización de las subidas de tipos.

Y ahora que el motor de Europa ha comenzado a gripar, ¿Qué futuro le espera a España, tan dependiente de la bonanza económica alemana?