Hace unas semanas el prestigioso diario The Economist sorprendió anunciado a España como la mejor economía en crecimiento del mundo en 2024.1Which economy did best in 2024? Para llegar a tal conclusión su análisis se basó en cinco indicadores clave que respaldaban este reconocimiento:
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Producto Interior Bruto (PIB): efectivamente, la economía española ha mostrado un crecimiento sostenido. Crecimiento que contrasta con la contracción que enfrentan otras grandes economías de la Eurozona. También es cierto que dicho crecimiento ha descansado, más que en el aumento de la productividad, en el crecimiento del gasto público y el sector servicios.
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Inflación: de la misma forma, España ha logrado mantener la tasa de inflación algo más controlada que en el resto de las potencias económicas europeas. Esto se debe, principalmente, gracias a su menor dependencia del gas y petróleo ruso.
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Desempleo: aunque históricamente ha sido un desafío, el país ha reducido significativamente las tasas de paro, hasta haber llegado a rebajar los 3 millones de parados.
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Déficit público: en el este indicador España pincha, siendo el único indicador negativo para el diario The Economist.
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Desempeño bursátil: en un año 2024, en el que todos los índices han sido alcistas, la bolsa española no ha sido menos. El IBEX 35 cerró 2024 sobradamente por encima de los 11.500 puntos, unas cifras que no se veían desde 2015.

En conjunto, estos indicadores, según The Economist, posicionan a España y a otras economías mediterráneas como ejemplos a seguir en materia de crecimiento económico. O, dicho de otro modo, mientras que las principales potencias de la Eurozona lidian con PMI en contracción, a punto de entrar en recesión, y crisis políticas de calado, el sur de Europa sorprende con resiliencia y aparente dinamismo.
¿Pero por qué la población no ve esta realidad económica?
Sin embargo, estas mejoras no parecen estar llegando a la economía real. No en vano, en una reciente encuesta efectuada por el CIS, el principal problema de los españoles era la crisis económica y los salarios precarios. Entonces, ¿a qué se debe este GAP entre macroeconomía y economía real? Lo cierto es que el único factor que hace crear bienestar en una población es la mejora de su capacidad adquisitiva (normalmente gracias a mejores salarios), frente a los precios de la economía (alquileres, cesta de la compra, ocio, etc…)
Y, en muchos de los indicadores vistos, el diablo está en los detalles:
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El desempleo se ha reducido: sí, es cierto, pero no está nada claro cómo se contabiliza el tema de los fijos discontinuos, y si están en paro o trabajando.
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La bolsa ha mejorado: en realidad solo han mejorado las cotizaciones de las grandes compañías, por la inyección de las ayudas de los fondos NextGen.
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El PIB ha aumentado: esencialmente ha sido gracias a la expansión del gasto público, y en menor medida, por el crecimiento del sector servicios, un sector de poca productividad.
España necesita productividad, no una agencia supervisora de la IA
Pero existe un indicador que lleva más de 15 años completamente estancado: la productividad. Y mientras la productividad no crezca, los salarios a duras penas podrán crecer.
Lo que hace que creen dos sociedades paralelas.
Por un lado, tenemos una parte de la población algo más reducida y privilegiada: ciudadanos que de alguna forma cobran prestaciones públicas que no han parado de ir en aumento (ayudas, pensiones, salarios como funcionarios, etc), o trabajan en las grandes empresas de España, a las que en términos generales, es cierto que no les ha ido nada mal porque han recibido la lluvia de millones NextGen. Y por el otro lado, está el grueso de la población (autónomos, pymes y trabajadores asalariados en pymes), que debido a la escasa productividad de sus actividades laborales, ven con los años pasan, la inflación crece, pero su poder adquisitivo desciende al mismo tiempo que la carga fiscal que deben soportar es cada vez mayor.
Un ejemplo, bastante claro de la inutilidad de buena parte del gasto público que beneficia a unos pocos, es la reciente creación de la Agencia Española de Regulación de la Inteligencia Artificial que dará trabajo a 80 ciudadanos. ¿De verdad en España, un país de nula actividad en I+D, era necesaria una agencia tan grande?, ¿Qué es lo que van a regular exactamente?, ¿A qué se van a dedicar 80 personas? Este tan solo es un ejemplo de trabajadores privilegiados, frente al grueso de la población.
En definitiva, la buena marcha de la economía española, atiende más bien a un buen excel que a la realidad social. No obstante, mientras los datos sigan acompañando y no se vean claras manifestaciones del descontento social, todo parece que seguirá por el mismo rumbo.
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