Desde que llegó Donald Trump a la Casa Blanca parece que el tiempo pasa muy deprisa. Si hace una semana dimos noticia de los impresionantes aranceles que el nuevo presidente de EEUU imponía prácticamente al mundo entero en su llamado Liberation Day, hoy toca decir que el magnate nacido en Pennsylvania parece habérselo pensado dos veces (al menos por el momento).
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Una suspensión de los aranceles repentina
Y es que Trump anunció la suspensión temporal de 90 días del 10% extra de los aranceles recíprocos, en lo que parece ser una capitulación ante los mercados, y el aumento de la rentabilidad del bono de Estados Unidos. Así deja por el momento la situación con los países europeos y muchos de sus socios comerciales en una situación de aranceles del 10% o 15% (caso de México y Canadá estos últimos). Eso sí, con algunas salvedades de aranceles al 25% a todas las importaciones de acero, alegando motivos de “seguridad nacional e independencia industrial”. En sus propias palabras:
“El acero es el músculo de América. No vamos a depender del acero extranjero en los momentos críticos.”
Mientras tanto, por el lado chino, en reacción a lo que la administración Trump ha calificado como una “subida artificial del 84% en el valor de las exportaciones chinas”, el expresidente ha elevado aún más los aranceles específicos sobre productos chinos al 145%, aplicando sobre la misma una pausa de uno o dos meses sobre productos electrónicos de consumo como móviles u ordenadores.
Y podríamos decir que los mercados lo han celebrado con sesiones de frenesí como pocas veces se ven. Igual que índices como el SP500 o el Nasdaq 100 se dejaron un 20% o 25% en apenas 5 sesiones, rebotaron más de un 8% y 10% respectivamente, en una sola sesión. Y desde entonces no han vuelto a visitar el suelo por debajo de los 5.000 puntos (en el caso del SP500) que pintaron la sesión del pasado 08 de abril.
Por supuesto, la incertidumbre y la volatilidad seguirán alimentando los mercados unos meses más, porque recordemos que no se trata más que de una pausa temporal, además de que aquí habría que sumar otros aranceles que parece que pronto entrarán en Europa a importaciones relacionadas con productos farmacéuticos y de la industria del motor.
¿Claudicación ante los mercados o jugada maestra?
Sin duda, esta es la gran pregunta que habría que hacerse. En la mayoría de medios generalistas podremos leer noticias de tipo Trump hinca rodilla y retira los aranceles recíprocos. Sin embargo, aquí siempre vamos un paso más allá, y preferimos analizar también aquello que no se ve. Para entender mejor el movimiento, basta con volver a releer uno de sus libros más emblemáticos: El arte de negociar. En él, el expresidente deja clara una estrategia que ha usado repetidamente en su carrera empresarial y política:
“No tengas miedo de pedir más de lo que mereces. Si luego reduces tus exigencias, tu oponente sentirá que ha ganado, cuando en realidad tú has conseguido exactamente lo que querías.”
Este enfoque forma parte de una táctica de negociación conocida como “Highball/Lowball”, una técnica agresiva en la que se comienza con una demanda extrema (el highball, como los aranceles generalizados del 10% o los específicos del 20% y más), para luego hacer concesiones aparentes que en realidad estaban previstas desde el principio.
El resultado: el oponente se siente victorioso, pero el negociador ha logrado lo que realmente buscaba desde el primer momento.
La moraleja: ¿Quién gana y quién pierde?
Al eliminar el arancel del 10% para la mayoría del mundo, Trump proyecta una imagen de apertura y diplomacia, ganándose la simpatía de muchos países, que por cierto, ahora se pueden posicionar a favor del comercio con EEUU (y en contra de China). Pero manteniendo los aranceles al acero (y algún otro sector) y endureciendo la presión sobre China, conserva su imagen de firmeza estratégica, y protege sectores clave que movilizan votos en estados industriales.
En definitiva, lejos de una rendición, lo que estamos viendo podría ser, una aplicación quirúrgica de su propia doctrina negociadora: crear el caos, pedir mucho, ceder lo justo y salir con lo que realmente querías, haciendo creer al otro que ha ganado.
¿Y sabéis que? Aunque esto pueda parecer un lavado de imagen sobre sus díscolas decisiones, muchos curiosos parecen pensar lo mismo, ya que en las últimas semanas, el referenciado libro se ha vuelto un best-seller en Amazon, alcanzando la 8ª posición en la categoría de Money & Business (en formato audiolibro), y la 12ª en formato escrito.
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