La volatilidad es una medida estadística de la dispersión del rendimiento de un determinado valor o índice de mercado. En la mayoría de los casos, cuanto mayor es, más arriesgada es la inversión. Suele medirse a partir de la desviación típica o la varianza entre los rendimientos de ese valor o índice de mercado.

En los mercados de valores, la volatilidad suele estar asociada a grandes oscilaciones en cualquier dirección. Por ejemplo, cuando el mercado de valores sube y baja más de un 1% durante un periodo de tiempo determinado, se denomina mercado «volátil».

Resumen

  1. Representa la amplitud en las oscilaciones del valor de un activo respecto a su valor medio; es una medida estadística de la dispersión de sus rendimientos.
  2. Hay varias formas de medirla, como los coeficientes beta, los modelos de valoración de opciones y las desviaciones típicas de los rendimientos.
  3. Los activos volátiles suelen considerarse más arriesgados que los menos volátiles porque se espera que el precio sea menos predecible.
  4. Es una variable importante para calcular los precios de las opciones.

¿Qué es la volatilidad?

La volatilidad suele referirse a la cantidad de incertidumbre o el riesgo intrínseco a cambios en el valor de un activo. Una mayor volatilidad significa que el valor del activo alcanzará un gran rango de importes diferentes. Esto significa que el precio del valor puede cambiar drásticamente en un corto periodo de tiempo en cualquier dirección. Una volatilidad más baja significa que el valor de un título no fluctúa drásticamente y tiende a ser estable.

Una forma de medir la variación de un activo es cuantificar su rendimiento diario del activo. La volatilidad histórica se basa en los precios históricos y representa toda la variabilidad de los rendimientos de un activo. Esta cifra no tiene unidad y se expresa en porcentaje.

Mientras que la varianza capta la dispersión de rendimiento respecto a la media de un activo en general, la volatilidad es una medida de esa varianza en un periodo de tiempo específico. Así, podemos informar de la volatilidad diaria, semanal, mensual o anual. Por lo tanto, es útil pensar en ella como la desviación típica anual.

¿Es lo mismo el riesgo que la volatilidad?

La volatilidad se utiliza a menudo para describir el riesgo, pero no siempre es así. El riesgo se refiere a las posibilidades de sufrir pérdidas, mientras que la volatilidad describe la magnitud y la rapidez con que se mueven los precios. Si esos movimientos de los precios implican también la posibilidad de sufrir pérdidas, el riesgo también aumenta.

¿Cómo calcular la volatilidad?

La volatilidad suele calcularse utilizando la varianza y la desviación típica (la desviación típica es la raíz cuadrada de la varianza). Dado que describe los cambios durante un periodo de tiempo específico, simplemente se toma la desviación estándar y se multiplica por la raíz cuadrada del número de periodos en cuestión:

vol = σ√T
donde:
σ = desviación típica de los rendimientos
T = número de períodos en el horizonte temporal

¿Qué tipos de volatilidad existen?

Implícita

La volatilidad implícita, también conocida como proyectada, es uno de los parámetros más importantes para los compradores de opciones. Como su nombre indica, permite determinar el grado de volatilidad que podría tener el mercado en el futuro. Este concepto también ofrece a los compradores una forma de hacer cálculos de probabilidad. Pero una consideración importante es que no debe considerarse como una ciencia, por lo que no proporciona una previsión de cómo se moverá el mercado en el futuro.

Proviene del precio actual de una opción y representa las expectativas de volatilidad de cara al futuro. Al ser implícita, los operadores no pueden utilizar el rendimiento pasado como indicador del rendimiento futuro. En su lugar, tienen que estimar el potencial de la opción en el mercado. Es una característica clave para la negociación de opciones.

Histórica

También denominada estadística, la volatilidad histórica evalúa las fluctuaciones de los valores subyacentes midiendo los cambios de precios en períodos de tiempo predeterminados. Es una medida menos frecuente porque no está orientada al futuro. Cuando se produce un aumento de esta, el precio de un valor también se moverá más de lo normal. En ese momento, hay una expectativa de que algo va a cambiar o ha cambiado. En cambio, si desciende, significa que se ha eliminado cualquier incertidumbre, por lo que las cosas vuelven a la normalidad.

Consejos para gestionar la volatilidad

Los periodos de alta volatilidad pueden ser angustiosos para los inversores, ya que los precios pueden oscilar bruscamente o caer de forma repentina. A los inversores a largo plazo les conviene ignorar los periodos de volatilidad a corto plazo y mantener sus posiciones. Esto se debe a que, a largo plazo los mercados de valores tienden a subir. Mientras emociones como el miedo y la codicia, que pueden amplificarse en los mercados con alta volatilidad, pueden hundir su estrategia a largo plazo. Algunos inversores incluso pueden aprovechar la volatilidad como una oportunidad para engordar sus carteras comprando en caída, cuando los precios son relativamente baratos.

También se pueden utilizar diferentes estrategias de cobertura para sortear la volatilidad, como la compra de opciones de venta como protección para limitar las pérdidas sin tener que vender ninguna acción. Pero hay que tener en cuenta que las opciones de venta también se encarecen cuando esta es alta.