Hoy vamos a ponernos en la hipotética situación que cualquier inversor de bolsa desea vivir cuando invierte: las acciones suben y nos dan beneficios.

Esto es lo más deseable que nos puede pasar, ¿verdad? Sin embargo, no todos los que invierten están preparados para multiplicar sus ganancias bursátiles. Suelen intervenir factores que hacen cerrar la posición antes de tiempo.Veamos, pues, qué es lo que ocurre cuando los beneficios en bolsa están a tu favor y cuál es la mejor forma de proceder en este caso.

Beneficios en bolsa: el miedo es tu peor enemigo.

Tal vez sea por una cuestión cultural, pero la mayoría de las personas en las sociedades occidentales tenemos una cierta predisposición al sufrimiento. Y esto se refleja también en la bolsa.

Suele suceder que si una acción de nuestra cartera está cayendo, sufrimos porque estamos perdiendo. Pero si ocurre lo contrario, es decir, que vemos cómo la acción va subiendo y empezamos a ganar, también sufrimos por miedo a que la cosa se tuerza y perdamos lo ganado.

¿Y cuál es la reacción más común en este último caso? Vamos a verlo en este ejemplo.

Mira el siguiente gráfico e imagina que eres un inversor que compra 500 acciones de esta empresas en febrero de 2016. El precio de la acción está a 13,51 dólares, por lo que tu inversión en esta operación asciende a 6755 dólares.

Después de abrir esta posición, el precio va subiendo. ¡El primer mes ya tienes una  rentabilidad del 20%! Cómo no, te alegras mucho, pero, a la vez, te empieza a invadir cierto nerviosismo y no puedes evitar mirar la bolsa día tras día. Subes tu stop y te animas a mantenerte dentro de la acción.

El segundo mes después de comprar la acción, ésta continúa su tendencia alcista. Ha subido, pero poquito. Esto ya empieza a hacerte dudar: «El primer mes subió un 20% y el segundo solo un 2%. ¿Será que va a empezar a bajar ahora?». El miedo ya comienza a asomar, pero aguantas.

El tercer mes, sigue la buena racha. Tu rentabilidad en esta operación ya ha alcanzado el 35%, pero te has pasado un mes de aúpa, enganchado al móvil todo el tiempo. Ya no miras la bolsa cada día, sino cada hora.  Vuelves a subir tu stop y te dedicas a deshojar la margarita: «¿Seguirá subiendo?-¿Bajará?».

¿Y qué pasa el cuarto mes?…¡Que vuelve a subir! Tu rentabilidad ya supera el 60%. Esto significa que has conseguido más de 4000 dólares de beneficios en cuatro meses. Ahora sí que has llegado a tu límite. Te cuesta creer que una acción pueda ir tan bien durante tanto tiempo y el miedo a perder te tiene dominado. Finalmente, sales de la posición.

¿Quieres saber qué le ocurrió a la acción los meses siguientes? Pues mira este gráfico:

La acción siguió subiendo después. Si te hubieras mantenido en esta acción, tu rentabilidad hubiera superado con creces el 100%. En este caso, la revalorización de la acción ha sido casi del 200% en poco más de un año.

Deja correr los beneficios usando bien los stops.

La mejor forma de comprender por qué es tan importante dejar correr los beneficios en bolsa es pensar en lo que cuesta recuperar pérdidas.

De esto ya te hablamos en el artículo «Como invertir en bolsa: piensa siempre de forma porcentual«. Ahí te mostrábamos el porcentaje de recuperación necesario para cada porcentaje de pérdida. Por ejemplo, si pierdes un 20%, necesitas un 25% para recuperarte. Pero si tu pérdida es del 30%, el porcentaje de recuperación ya sube al 42,86%. Duro de digerir, ¿no?.

Por tanto, cuando ocurre lo contrario, es decir, cuando los beneficios van a tu favor, ¿por qué no aprovecharte de ello y disfrutar?

Acciones en máximos históricos

Es cierto que, en algún momento, la tendencia de una acción que sube se puede invertir (el 50% de los días la Bolsa sube y el otro 50% la Bolsa baja), pero de nada te servirá tratar de controlar la situación mirando la Bolsa todos los días. Hará lo mismo la mires o no.

En vez de eso, mira la Bolsa cada quince días y ves subiendo el stop para limitar la pérdida si la tendencia cambia. El resto del tiempo, seguro que tienes cosas mucho mejores que hacer que sufrir por tu inversión bursátil. (guiño)


¿Te ha gustado nuestro post? ¡Compártelo!