En el artículo que publicábamos este verano sobre el inversor norteamericano Ed Seykota, decíamos que una de sus fuentes de inspiración para desarrollar su sistema había sido el libro Memorias de un operador de bolsa, de Edwin Lefèvre.

Pues bien, este libro, en realidad, es una biografía novelada del que se considera uno de los mejores traders de la historia: Jesse Livermore. ¿Te suena?

Jesse Livemore: la vida como un montaña rusa.

La vida de Jesse Livermore podría dar pie a un gran éxito de Hollywood, como pasó con con el bróker Jordan Belfort en «El lobo de Wall Street».

Livermore (Massachusetts, 1877-Nueva York, 1940) fue un inversor autodidacta. Se marchó de casa con 5 dólares para no tener que encargarse de la granja de su padre y, un año después, había ganado ya 1.000 dólares de los de la época.

Fue inmensamente millonario, aunque se declaró en quiebra en cinco ocasiones. Su falta de formación y su escasa disciplina le pasaban factura. Pero, como el Ave Fénix, conseguía siempre renacer de sus cenizas.

Su vida personal también estuvo repleta de altos y bajos. Se casó tres veces y tuvo dos hijos, de los que perdió la custodia cuando se divorció de la madre de los mismos.

Murió con 63 años por suicidio, justo cuando disponía de una de las mayores fortunas personales de Wall Street, con un valor de 5 millones de dólares en activos líquidos, aunque también se ha publicado que murió arruinado. Según parece, le superaron los problemas amorosos con su tercera esposa, aparte de su trastorno depresivo bipolar.

Jesse Livermore: de “chico de la pizarra” a operador perspicaz.

La andadura de Jesse Livermore en el mundo bursátil comenzó en la agencia de corretaje Pain Webber fue «Board Boy» (pizarrero). Se dedicaba a escribir las cotizaciones en una pizarra y, fijándose en las oscilaciones, llegó a la conclusión de que los precios se movían muchas veces de forma predecible. Así, diseñó una metodología para lanzarse a operar en bolsa en cuanto obtuvo suficiente dinero (50.000 dólares) prediciendo el precio de las acciones y de las mercancías en los «Bucket Shops» (casa de apuestas), donde acabaron prohibiéndole la entrada.

A Livermore no le atraía el largo plazo, pero reconocía que invirtiendo en el intradía con frecuencia, se acababa perdiendo dinero.

Su principal virtud era su capacidad para analizar el movimiento del precio y conocer bien los patrones que éste seguía. Hay que tener en cuenta que en esos años no existían los gráficos que hoy usamos y ¡todo se apuntaba en una libreta!.

Acciones en máximos históricos

Jesse Livermore: haciendo del crack oportunidad.

Sin embargo, Jesse Livermore también tenía un gran defecto: rompía sus propias reglas y se dejaba llevar por consejos ajenos. Así fue como se puso en corto en un valor (Union Pacific), que luego no dejó de subir en su contra. Por suerte para él, se produjo el terremoto de San Francisco de 1906 y ese valor se desplomó, lo que hizo que las ganancias de Livermore se multiplicaran.

Se dedicó entonces a operar del lado bajista, sobre todo durante el crack de 1907. Lo que hacía era aprovechar el pánico en los mercados para acumular posiciones en descubierto y vender cuando volvía la calma.

Su fortuna siguió creciendo, pero el ego le traicionó, volvió a dejarse convencer y cayó en la bancarrota en 1915. Solo tardó dos años en recuperar su fortuna y siguió ganando dinero en los mercados alcistas de 1920. Después, se produjo el crack del 29 y decidió actuar del mismo modo que en 1907, lo que le reportó unos beneficios de 100 millones de dólares.

Jesse Livermore: una influencia sin precedentes.

La insólita habilidad de Jesse Livermore para ganar dinero en bolsa, le convirtió en una figura muy influyente. Tanto es así que el gobierno de Estados Unidos le acusó de haber precipitado todas la rupturas del mercado entre 1917 y 1940. ¿Cómo? Utilizando técnicas que la propia SEC (comisión de valores americana) decidió declarar como ilegales tras ek crack del 29: el uso de información privilegiada, ocultar posiciones del mercado, el control de la información incorrecta, engañosa o manipulada para evitar su publicación o arrinconar acciones hacia precios donde pudiera estrangular tanto la oferta como la demanda de dicha acción.

Por ejemplo, es conocida su estrategia de esperar a que la acción alcanzase el objetivo establecido, tras lo cual se ponía en contacto con periodistas de medios influyentes para recomendar dicha acción como una gran compra. El entusiasmo se desataba entre los inversores y Livermore  aprovechaba para vender todas sus acciones al precio que le convenía.

Jesse Livermore: reglas para invertir con éxito.

Ya hemos dicho que Livermore tenía sus propias reglas, aunque no era capaz de cumplirlas fielmente y esa flaqueza le llevó a la ruina varias veces.

¿Cuáles eran esas reglas? Para no extendernos, las hemos resumido en estos 7 puntos:

  1. Busca acciones en clara tendencia alcista.
  2. Controla las emociones.
  3. No confíes en las opiniones. Los mercados nunca se equivocan, las opiniones sí.
  4. Corta las pérdidas a tiempo.
  5. Aumenta la posición cuando se confirme tu visión del mercado.
  6. Mantén una posición ganadora hasta que el precio te ordene lo contrario.
  7. No te preguntes el porqué del movimiento de los precios.

¿Te ha gustado nuestro post? ¡Compártelo!