¿Recordáis los años en los que el fútbol español de clubes era hegemónico en Europa? Durante la última década y media, no ha habido estrella de fútbol consolidada que no haya pisado La Liga. Pero los años dorados de Messi y Cristiano llegaron a su fin y ahora la competición doméstica nacional está atravesando una etapa de franca decadencia.

La Liga, en decadencia

Desde 2020 asistimos a un goteo constante de grandes estrellas que deciden marcharse de los clubes españoles. Al mismo tiempo, las nuevas estrellas ya no tienen tan claro que España sea un destino en el que aterrizar. Ya son pocas las estrellas consolidadas que juegan por nuestros campos de fútbol, esencialmente dos, Modrić y Lewandowski.

Como siempre, la clave está en el pozo de todos los males: el abusivo régimen fiscal al que se ven sometidos (no sólo) los futbolistas en España. No en vano, esta es una de las claves por las que jugadores como Mbappé, Pogba o Haaland no acaben recalando en alguno de los clubes españoles y, al mismo tiempo, por las que Messi o Cristiano acabaron marchándose.

Competitividad fiscal nula

Esto puede parecer extraño, ya que es un mantra popular que el que gana mucho, debe pagar mucho, y ciertamente así lo es. El problema es que España ha pasado a ocupar la posición menos competitiva de todas las grandes ligas europeas (La Premier, la Ligue 1, la Bundesliga y la Serie A).

Y es que, en el mejor de los casos, un futbolista que juegue en España tendrá que pagar al menos el 47% de sus honorarios como deportista de élite. Este porcentaje puede aumentar en función de la Comunidad Autónoma del club, debido a las competencias fiscales de las que disponen. En este sentido, si el jugador ficha por clubes como el Valencia CF o el FC Barcelona paga más del 50% de su salario en impuestos.

Comparemos: España frente a Italia

Por ejemplo, si un club acuerda con un jugador un salario de 3 millones EUR anuales, el club deberá abonarle cerca de 6 millones EUR brutos. Sin embargo, en Italia, el país más competitivo a nivel fiscal, un club tan solo debería abonar algo más de 4 millones EUR. A largo plazo, esta carga tan onerosa fuerza que los clubes al dilema de verse obligados a ascender sus salarios, lo que conlleva un mayor endeudamiento, u ofrecer un salario neto menor que otras ligas, lo que acaba expulsando el talento.

Por tanto, existe una relación directa e inversamente proporcional entre presión fiscal y competitividad futbolística. Sin ir más lejos, este mismo año, Italia ha puesto a 2 clubes en las diferentes finales europeas, y 4 en total si incluimos las semifinales. Y es que el país transalpino es el que mejor trato fiscal dispensa a sus futbolistas. Desde la aprobación del decreto crescita están obligados a contribuir un 30%, una tasa muy inferior a la española.

Las consecuencias de la supresión de la Ley Beckham

Sin embargo, situaciones paralelas podríamos encontrarlas en el pasado, concretamente en España. Si bien los jugadores siempre han soportado una alta carga fiscal, la aprobación de la llamada Ley Beckham (2004) estableció cauces legales para eludirla. Sin embargo, esta ley pasó por dos reformas en 2010 y en 2015, en las que se excluyó a los deportistas de élite de sus ventajas.1La nueva Ley Beckham (2015)

Evidentemente, las consecuencias siempre tardan en llegar, pero si hacemos un paralelismo del periodo 2005 – 2023, encontraremos que en 18 años, España se repartió 9 Champions League de las 18 posibles, siendo la época estelar de trofeos y estrellas jugando en España, el periodo 2005 – 2018. En este sentido, el director de La Liga, Javier Tebas, es claro:

Está habiendo una huída de talento, y si no hay una bajada de impuestos al fútbol, perderemos más talento.

En pocas palabras, el fin de las ventajas fiscales está teniendo unas consecuencias nefastas y ha puesto en peligro un negocio que, según la consultora PwC, aporta un 1,37% al PIB de España.