Durante su última comparecencia, el presidente de la Reserva Federal fue claro: A partir de este momento, su único objetivo será volver a encauzar la inflación en torno al 2% lo antes posible, para lo que estará dispuesto a tomar las medidas necesarias aunque causen dolor.

De hecho, una vez más volvió a subir los tipos de interés en 75 puntos básicos, y auguró dos nuevas subidas más que los dejen en torno al 4% antes de que acabe el año.

Sin embargo, fue mucho más explícito que en ocasiones anteriores afirmando dos efectos colaterales que sufrirá la economía estadounidense para encauzar la inflación.

Por un lado, el mercado inmobiliario “precisará de una difícil corrección”. Mientras que por el otro, el mercado laboral necesitará “reducir el número de ofertas laborales en al menos un millón de empleos” para que los trabajadores no puedan presionar en subidas salariales que deriven en una espiral inflacionaria.

Esta medida de choque, llevará a EEUU a un periodo de estancamiento, incluso tal vez recesión en los próximos semestres. Desgraciadamente, ya sabemos que cuando EEUU estornuda, Europa se constipa.