Hoy damos una de esas noticias que nadie quiere dar, en materia económica leeremos mucho acerca de los nuevos máximos de Bitcoin, o los aranceles del señor Naranja a Europa en ciertos sectores, pero pocas noticas habrán de esta trágica historia de persecución y derribo, una vez más contra los emprendedores de este país. Los más débiles, los que viven día a día, y no pueden defenderse.

David Lafoz, agricultor de 27 años, nació con un sueño sencillo: quedarse en su pueblo, arar la misma tierra que su padre y demostrar que la vida rural todavía podía ser viable. Sin embargo, la pasada madrugada del 9 de julio ese sueño terminó hecho pedazos: El cuerpo del joven agricultor, rostro visible de las protestas agrarias de 2024 en Aragón, fue hallado sin vida en una nave de su explotación familiar. Minutos antes había publicado un mensaje de despedida en su Instagram: «Lo siento por despedirme de esta manera tan cobarde, pero no aguanto más presión. No aguanto más inspecciones de Hacienda, ni de Trabajo. No aguanto trabajar 18 horas para no vivir”.
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David Lafoz: del tractor al Parlamento aragonés
Lafoz saltó a los titulares el 6 de febrero de 2024, cuando encabezó la tractorada “Salvemos el Campo” que llegó hasta las puertas del Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes aragonesas, para denunciar «regulaciones imposibles para los europeos y precios de derribo para las importaciones extracomunitarias».

Aquella imagen —su tractor detenido frente a la verja medieval— se volvió viral y le convirtió en la voz de una generación de jóvenes agrarios agobiados por la burocracia que imponía la agenda 2030, con exigencias medioambientales que, en su opinión, ponían en ventaja a productores extracomunitarios que «asfixiaban al campo europeo».
Voluntario en la DANA de Valencia
Pero no sólo dedicó su vida al campo y a luchar por él. Cuando la DANA dejó incomunicados decenas de municipios valencianos a finales de octubre de 2024, Lafoz no habló con palabras vacías —como nuestra casta política—, sino con el lenguaje que mejor conocía, con hechos. Y no en vano, encabezó un convoy de treinta tractores aragoneses que retiró barro en los pueblos afectados de Catarroja y Sedaví.
Del mismo modo acudió el hace unas semanas a las riadas del río Aguasvivas. Desde la sede de AEGA (Aragón es Ganadería y Agricultura) lo definen como una persona amante del mundo rural, pero que “era el primero en dejar su faena cuando un vecino lo necesitaba”.
La presión del monstruo silencioso
Pero toda esa pasión por ayudar a sus semejantes y defender aquello en lo que creía parece ser que molestaba a alguien. Quienes lo conocían hablan de “una cascada de inspecciones de Hacienda, Trabajo y Medio Ambiente durante el último año”.

Lafoz lo denunciaba con frecuencia en redes: sanciones por el polvo levantado al cosechar en verano, requerimientos para justificar cada litro de gasóleo agrícola, obligaciones para instalar sensores de nitratos cuyo coste doblaba sus beneficios anuales. “Me metieron en juicios hasta por el ruido del secadero”, lamentó en uno de sus últimos audios de WhatsApp, difundidos por amigos tras su muerte. Lo cierto es que desde Campo de Belchite no hay debate, desde la portavocía de la plataforma HEGA aseguran que “lo habrán llamado suicidio, pero a David lo mató la Administración”.

Y mientras en Europa, empeñados en acabar con nuestro campo
¿Y qué pasa en Europa? Absolutamente nada, o lo que es peor, continúan con su orgía regulatoria, que seguirá castigando más y más a los pequeños productores. Incluso da la sensación de que el objetivo del Parlamento Europeo es que todos los pequeños propietarios europeos acaben vendiendo sus tierras a grandes fondos para que sean estos quienes controlen la totalidad del sector primario. De hecho, la tragedia coincide con las negociaciones en Bruselas para la reforma de la Política Agraria Común posterior a 2027. El bloque popular propone reducir fertilizantes en un 20% adicional y vincular las ayudas a techos de emisiones.
Por supuesto, estas medidas cuentan con el respaldo y el aplauso de colectivos ecologistas, maestros de la propaganda, que posiblemente no hayan pisado un campo en su vida, más allá de para hacerse una selfie. Sin embargo, la gran pregunta que desde Eurekers nos hacemos es la siguiente: ¿Cuánta normativa cabe sobre los hombros de un agricultor o un emprendedor, antes de que el peso de esta le acabe asfixiando?
Sirva este artículo como homenaje a una vida de pasión, trabajo y esfuerzo por aquello en lo que creía. Descanse en Paz David Lafoz, héroe del campo patrio y abanderado del mundo rural en toda su expresión. Y como dicen por Aragón “que la Tierra te sea leve”.

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