Seguro que en más de una ocasión habrás oído, que podrías invertir en bolsa, llegar a acumular una buena cantidad de dinero invertido en compañías cuyo mayor atractivo sean sus altos dividendos, y llegar a jubilarte relativamente pronto, porque simplemente vivirás de los dividendos que todas estas empresas te irán pagando mes a mes. Y, aunque esto puede llegar a ser cierto, la verdad es que es muy raro: lo normal es que pierdas más dinero del que ganas con los dividendos.

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¿Qué son los dividendos?

Antes de responder a esta preguntar deberíamos preguntarnos ¿Qué es el capital social? Bien, el capital social es el precio de la acción en el momento actual, multiplicado por el número de acciones en circulación. Por tanto, cada acción encierra en su precio el valor de la compañía en el momento presente.

Ahora que ya sabemos esto, es cuando estamos listos para responder la pregunta inicial. El dividendo es una reducida quita, pongamos del 2% anual, que se efectúa sobre el valor de la compañía (precio de la acción), para repartirlo entre los socios, y por ejemplo, “premiar su fidelidad”.

Así pues, vamos a demostrar porque aunque la estrategia de dividendos pueda llegar a resultar atractiva, es, en realidad una estafa permitida. Solo genera gastos e impuestos que podrían ser perfectamente evitados para maximizar aún más nuestra inversión.

El coste de dejar de pagar dividendos

En primer lugar, la obligación de pagar dividendos para empresas que están en horas bajas se pueden traducir en auténticos atropellos contra sus propios socios. Una compañía que tradicionalmente paga dividendos, si a partir de un año comunica que va a dejar de pagarlos (por el motivo que sea), puede perder a gran parte de su accionariado.  

Por ejemplo, en el año 2020 el banco Santander (SAN) hizo una ampliación de capital, con el único objetivo de recaudar una gran cantidad de fondos, para poder pagar el dividendo complementario de 2019 prometidos a sus accionistas más veteranos. Una jugarreta, que ya nos anticipa que el tema de los dividendos puede ser más peligroso de lo que parece, pero a continuación vamos a pasar a las verdaderas razones de peso.

El dinero solo pasa de un bolsillo a otro

Entonces, si el dividendo no es una remuneración extraordinaria al accionista, aunque desde fuera lo parezca ¿Qué es? Pues como ya hemos anotado es parte del valor de la compañía que ahora irá a parar a tu cuenta de saldo disponible de tu bróker.

Es decir, si suponemos que tenemos una acción que vale 100€ y mañana nos van a pagar un dividendo del 2% anual, eso quiere decir que a partir de mañana nuestra acción pasará a valer 98€ y en el saldo de nuestro bróker (o banco), tendremos 2€. En otras palabras, el dividendo no es una remuneración extraordinaria, tan solo es pasar el dinero del accionista de un bolsillo a otro, de la empresa en la que lo tenía invertido, a su saldo en la cuenta del bróker.

Ya en un principio, podemos ver como una estrategia basada en la entrega de dividendos, lo único que hace a largo plazo es descapitalizar la inversión inicial del accionista.

Comisiones para el bróker

Siguiendo el ejemplo anterior, hemos dicho que ahora tu acción pasaría a valer 98€ y en el saldo del bróker, tendrías 2€. Pero eso no es del todo real. De esos 2€, la mayoría de brókers te van a exigir una comisión por dividendos.

Estas pueden variar, pero tienden a ser de en torno al 5% o 7%. Por tanto, ya no tienes 2€ en tu cuenta de saldo, si no 1,86€ (suponiendo una comisión del 7%). Como vemos, ya nos empieza a costar dinero el ingreso de dividendos, y no solo nuestro dinero está repartido, si no que ahora tenemos un poquito menos.

Impuestos y más impuestos para Hacienda

Pero es que además, hay un segundo actor que quiere más que tu bróker, y es Hacienda. En países como España, los dividendos se tributan como rentas del capital mobiliario dentro de las rentas del ahorro, a través del IRPF. Es decir, que el dinero recibido en dividendos, se sumará al de letras del Tesoro, cuentas corrientes o depósitos.

Y a partir de ahí la tributación va por tramos. Sumando todo ese dinero, estos tramos pueden ir desde el 19% como cuota mínima si tus rentas del capital son inferiores a 6.000€, hasta 26% como cuota máxima, es decir, MÁS DE UNA CUARTA PARTE, si la suma de todos tus ahorros líquidos son superiores a 200.000€

Volviendo a nuestro ejemplo, a los 2€ de dividendo (porque el impuesto se descuenta del dividendo pagado, no de lo que resta tras la comisión del broker, un detalle no menor), habrá que descontar, en el mejor de los casos un 19%. Esto es, del dividendo pagado se nos descontarán 38 céntimos en impuestos y 14 céntimos en la comisión del bróker. En total, de los 2€ con los que la junta directiva, iba a premiar nuestra fidelidad, ahora tenemos en el saldo de nuestro bróker 1,48€.

Más aún, ocurre que si inviertes en compañías del extranjero, como por ejemplo en la bolsa de EEUU (como haría prácticamente cualquier inversor español), salvo que presentes el modelo W-8Ben, estás obligado a tributar los dividendos dos veces: Una retención a la Hacienda de EEUU porque es una empresa americana, y la otra a la Agencia Tributaria Española por ser ciudadano español.

Así pues, una vez presentes el modelo W-8Ben indicando que no eres ciudadano americano, si no español, el fisco estadounidense tendrá la amabilidad de disminuir la retención del 30% que efectúa sobre los dividendos (nivel general), a tan solo el 15%. Lo único positivo es que una vez presentes ese modelo, sirve hasta para tres años después de la fecha de presentación.

Después por supuesto, habrá que añadir todos los costes asociados a la tributación en España, y las comisiones a los brokers de los que ya hemos hablado.

Los impuestos los paga el accionista y no la empresa

Sin embargo, lo peor de todo no es todo el dinero que directamente acabas perdiendo cuando una empresa te paga dividendos, la comisión y el impuesto.

Lo peor de todo, es que el reparto de dividendos, en algunas ocasiones, no se hace para premiar la fidelidad del accionista, se hace para que la tributación de la empresa en el país desde el que compra el accionista, se haga a través del accionista y no de la empresa.

Y es que muchas de las empresas cotizadas, tributan sus Impuestos de Sociedades en refugios fiscales (no paraísos), para pagar el mínimo posible, y transmitir el pago al resto de países a través de sus accionista.

De esta forma, la estafa queda perfectamente disimulada: La empresa paga impuestos vía dividendos en el país del accionista, el Estado gana, el bróker se lleva su pequeña comisión por la operación de ingreso del dividendo, y además, el accionista se siente feliz porque acaba de ganar unos eurillos por su fidelidad a la empresa.

Dividendos vs gran capitalización

De hecho, muchas de las grandes empresas, poco a poco se van dando cuenta de que el inversor, ya no buscan tanto los dividendos, si no empresas que puedan acumular una gran capitalización, para que de esta forma, su inversión no pare de crecer y crecer.

Por ejemplo, empresas como Netflix, Amazon y en general, la mayoría de Big Tech no pagan dividendos, simplemente prometen crecimiento a largo plazo. En consecuencia, el día que queramos deshacernos de nuestra posición (o parte de ella), tendremos la suma total (o parcial) de dinero invertido (y capitalizado).

Por otro lado, el gran inversor Warren Buffet a través de su sociedad Berkshire Hathawey gestiona su propio fondo, en el cual no invierte en empresas que paguen dividendos. Así, las ganancias obtenidas por los rendimientos del propio fondo, se reinvierten en las propias empresas o se diversifican en otras con potencial de crecimiento. De esta forma, el día que el inversor quiera extraer su capital (o parte de él) habrá optimizado al máximo toda su inversión en el fondo.

Y partir de ahí desgraciadamente sí, no nos quedará más remedio que pasar por la caja del Estado y del bróker o gestora del fondo, pero tal vez una vez en dos o  tres años (o incluso más), y no una vez cada seis meses por culpa de los dividendos.

En definitiva, los dividendos son una de las estafas más viejas de la bolsa, porque no solo suponen redistribuir nuestro capital entre la empresa y el saldo de nuestro bróker, sino que además, nos harán perder parte de nuestro dinero en comisiones e impuestos, que encima se los ahorraremos a dichas empresas, que lejos de premiar nuestra permanencia, estarán castigando nuestra fidelidad.