En el último año, las mayores empresas de Europa han visto reducirse un 17% el número medio de analistas financieros encargados de seguirlas.

Y es que, desde que entró en vigor la nueva directiva Mifid II, las gestoras están obligadas a desglosar el coste del análisis y el de gestión, es decir, el de realizar operaciones de compra-venta. Una vez cuantificado esto, tienen que decidir si lo que gastan en análisis lo asumen ellas mismas o los clientes.

Como consecuencia de esta obligación enfocada a mejorar la transparencia en las transacciones financieras, las empresas gestoras han disminuido sensiblemente el presupuesto destinado al análisis.

En el caso de la bolsa española, las compañías del Ibex 35 han reducido el número de analistas financieros en más de un 7%.

Se prevé que, con el tiempo, acabe quedando un oligopolio de unos pocos bancos de inversión globales, ya que las gestoras, en vez de seleccionar a varios proveedores de análisis, contratarán a uno que le ofrezca análisis global.