La Unión Europea ha decidido que a partir de 2035 ya no se venderán más coches de gasolina en territorio comunitario. La resolución es parte del pacto verde de la Unión que abre un debate sobre si esta prohibición tendrá un impacto positivo en la industria automotriz o, si por el contrario, significará un golpe a una de las industrias más importantes del continente.

Por su parte, China poco a poco empieza a sentir en su economía los estímulos del gobierno y se ha notado en la venta de coches, que ha crecido un 6.5% en comparación al año anterior, un muy buen número teniendo en cuenta que el gigante asiático viene de un encierro durísimo. Además, esto también es un buen síntoma ya que significa que la cadena de suministros tampoco anda tan extremadamente mal.

Por otro lado, las ventas de coches crecieron en mayo un 30% en comparación con el mes anterior. Esto debería mejorar todavía más, teniendo en cuenta todo el capital que el gobierno chino está inyectando en forma de beneficios fiscales para la compra de coches. 

 Y es que a pesar de todo lo resilientes que nos gustara ser, la industria automotriz, no sólo impacta a los fabricantes que cotizan en bolsa, sino que también sirve de termómetro económico de una buena parte del sistema productivo nacional.