El sector financiero lleva viviendo varias semanas de incertidumbre. Entre los últimos episodios de tensión de esta latente crisis bancaria están la quiebra del Silicon Valley Bank en EEUU, la compra de Credit Suisse por parte del UBS y, esta semana, la adquisición del First Republic Bank (FRB) por parte del J.P. Morgan.

La debacle del First Republic Bank

Esta semana hemos asistido a un nuevo episodio de tensión bancaria, aunque esta vez no se ha desatado una oleada de pánico. En este sentido, parece que el mercado parece estar empezando a acostumbrarse a esta situación tensión constante.

Y es que, tras la presentación de resultados del First Republic Bank, donde pusieron en evidencia la fuga de más de 100.000 millones de dólares en depósitos, y la consecuente caída en bolsa de más de un 60% en dos sesiones, era evidente que el banco ya no era solvente a pesar de las noticias de optimismo, que desde la entidad seguían surgiendo.

De esta forma, el último fin de semana de abril, y ante un pequeño episodio interno de pánico bancario, en el que la mayoría de sus clientes pidieron cancelar sus depósitos -sobre todo clientes privados-, el FDIC de EEUU (Corporación Federal de Seguro de Depósitos) se vio obligado a intervenir el banco y ponerlo en pública oferta a la espera de un comprador, antes de buscar soluciones más drásticas.

J.P. Morgan sale al rescate

Finalmente, y después de un fin de semana de noticias cruzadas, JP Morgan (JPM) comprará el banco por 10.600 millones de dólares, garantizando con sus reservas el 100% del capital de sus depositantes.

Así, First Republic Bank ya es historia como entidad bancaria. De este modo, se ha consumado el segundo mayor colapso bancario de la historia de EEUU, pues el banco californiano, estaba valorado en 229.000 millones de dólares en activos, solo por detrás de Lehman Brothers (691.000 millones de dólares), y ligeramente por encima del valor total en activos del también difunto Silicon Valley Bank (209.000 millones de dólares).