Desde hace unos años hemos hablado de posibles cisnes negros de Bitcoin; que si la caída de Terra USD y Luna o recientemente el colapso del exchange fundado por Bankman-Fried, FTX.

Sin embargo, esto no son más que piedras en el camino de un activo financiero que aspira a convertirse en patrón monetario mundial, Bitcoin. Y evidentemente, por el camino habrá muchas estafas que acabarán cayendo, y es bueno que el mercado las detecte cuanto antes, y las purge.

No obstante, el mayor de los obstáculos no vendrá por la caída de una nueva estafa fundada por algún cerebrito que estudió en Stanford, no. Vendrá por parte de los diversos Bancos Centrales del mundo.

Como adelantó Eduardo Goig en el Búnker de la Inversión, Bitcoin desafía el poder del Estado, y por eso, la mejor defensa no es prohibirlo, ya que de poco serviría, sino contraatacar con un activo que ya se está probando en algunos países en vías de desarrollo, las CBDC.

Pero, ¿Qué son las CBDC y por qué podrían suponer el fin de la libertad ciudadana?

Las CBDC (Central Bank Digital Currency) o Moneda Digital de Banca Central, es una clase de dinero electrónico fiduciario emitido por los propios bancos centrales de los países o regiones (por ejemplo, la UE o EEUU). Así pues, podría ser cargado a una wallet (o cartera) tuya directamente o a través de tu banco de toda la vida (Santander, BBVA, Ibercaja…). En pocas palabras, dinero electrónico creado a voluntad de políticos y reguladores, que ellos podrían controlar a su antojo.

¿Y por qué las CBDCs podrían suponer un problema para la libertad individual?

Porque podrían manipular el dinero a su antojo esquivando el problema de la inflación (algo de lo que ahora, afortunadamente, aún son presos).

Los siguientes escenarios que a continuación voy a citar son hipotéticos, pero perfectamente realizables en caso de implantación de las CBDCs. Sería la propia ética de los reguladores la que dictaría hasta dónde podría llegar su control monetario.

Podrían imponer una caducidad al dinero, poniendo una fecha límite y acabando con el valor del ahorro, lo que les permitiría imprimir de forma mucho más salvaje sin estar sujetos a la leyes de la economía.

O podrían controlar tu consumo en lo que ellos considerasen ético o no a través de una serie de algoritmos, en los que programarían hasta cierta capacidad de consumo de acuerdo a si has sido bueno o no (en relación a su código ético).

Por ejemplo, en nombre de la sostenibilidad y el ecologismo podrían marcar tu nivel de consumo en relación al nivel de contaminación del que seas responsable; si has echado gasolina o comprado un ticket de metro, tu gasto de luz y aire acondicionado, si has viajado en avión o tren… y si has pasado cierto límite, congelar o limitar tu capacidad de gasto de ese mes a modo de castigo.

Suena distópico, ¿no? Bueno, lo cierto es que muchos bancos ya aportan la huella de carbono, ese indicador que marca tu grado de contaminación en relación a tu consumo, algo que todo sea dicho, hasta ahora es meramente informativo.

¿Y hay alguna evidencia de que estas monedas vayan a existir? Lo cierto es que ya existen y están implantadas en 10 países, todavía como opción alternativa, pues estamos en unas fases muy primitivas. Por ejemplo, Bahamas fue el primer país en establecer su propia CBDC, el Sant-Dolar, y Nigeria ya es el primer país importante en vías de desarrollo que ha hecho lo propio con el e-Naira (su CBDC).

China, por su parte, ya tiene un primer modelo de Yuan Digital, que espera poder implantarlo a nivel nacional a finales de 2023. De hecho, ahora mismo ya se está probando en algunas regiones del país. Y respecto a la UE y EEUU, aunque el proyecto aún está bastante atrasado, ya se han dado declaraciones por parte de Christine Lagarde (presidenta del BCE), en las que manifiesta que le gustaría que estuvieran integradas en nuestra economía a finales de esta década (antes de 2030).

Por supuesto, como defensa de las CBDC alegan que acabarían con el dinero negro y la corrupción, ya que cada operación del día a día estaría monitorizada. Dicen que el tráfico de drogas, prostitución o trabajos precarios… serían prácticamente imposibles. Pero lo cierto es que siempre existirán vías alternativas de escape, y esto solo supondría tener un control absoluto sobre el ciudadano medio, que tan solo aspira a llevar una vida tranquila.

¿Y qué alternativas hay? Lo cierto es que frente al Gran Hermano monitorizador de cada compra que hagamos existen todavía dos alternativas: El dinero en efectivo y Bitcoin (que asegura la privacidad de las transacciones a través de la criptografía).

Y es Bitcoin precisamente su gran amenaza, ya que supondría una vía de escape a su control, aportando justo lo contrario, libertad, privacidad, ahorro y valor en el tiempo. Precisamente por eso, es importante que todas las estafas en torno a las cripto sean destapadas y juzgadas lo más rápidamente posible, porque de esta forma, el sistema cripto poco a poco se irá limpiando. Eso sí, debemos tener en cuenta que con las cripto siempre existirán estafadores, de la misma forma que también existen importantes estafas con euros o dólares.