De acuerdo con el último libro de Dalio, tres son los subciclos por los que atraviesan los órdenes mundiales: Auge, cima y declive.

Seguimos con nuestro serial de nuevo orden mundial. La semana pasada vimos qué significa eso del Nuevo Orden Mundial, y cómo se crean, o qué condiciones requieren para que se cree. No obstante, esta semana veremos las diferentes fases por las que, de acuerdo, con el último libro de Ray Dalio, estos atraviesan, trataremos de ubicarnos en qué parte del ciclo estamos ahora, y que es lo que a rasgos generales podrían deparar las próximas décadas.

¡Empezamos!

Recordemos que los órdenes tienen grandes ciclos de 250 años y dentro pequeños ciclos de 80-100 años, donde diferentes potencias alternan el poder, compartiendo una serie de rasgos comunes; por ejemplo en el último gran ciclo podemos destacar como eje común la cultura occidental, los valores democrático-liberales y economía de libre mercado o capitalista.

Así pues, y siempre según el nuevo libro de Dalio, dentro de ese pequeño ciclo (80-100 años), se albergan 3 grandes subciclos:

El primero es el de auge, que tiene en común las siguientes ocho características:

- Liderazgos fuertes continuados: En EEUU pudimos ver como se alternaron el poder presidentes de la talla de Harry S Truman, Eisenhower y John F. Kennedy. Pero también, si acudimos a los grandes tiempos del imperio español, vemos cómo se sucedieron tres reinados para el recuerdo: Los Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II… y así podríamos ir a los romanos, los griegos, China…

- Creatividad: Se sucede una verdadera expansión del conocimiento, y de inventos prácticos que mejoran la vida y productividad de las personas de esa sociedad. Por ejemplo, en apenas 50 años, la potencia comercial holandesa desarrolló inventos como el filibote, el telescopio, el reloj de péndulo… y en general, una cuarta parte de todos los inventos mundiales.

- Educación y cultura: Se apoya instituciones que promuevan la cultura del esfuerzo y de la superación a nivel académico-profesional, y fortaleza de espíritu a nivel personal.

- Mejores recursos y competitividad: Todo este aumento de los inventos, y una mejor educación, se traduce en mejores recursos productivos, y mayor productividad.

- Mayores ingresos y centro financiero mundial: Y por supuesto, lo anterior deriva en mayores ingresos, calidad de vida de sus ciudadanos, y convertirse en centro mundial del comercio y los negocios, lo que suele llevar a que la divisa de dicho país pase a ser la reserva de valor del mundo. Hoy, el dólar, pero en su día fue el denario (romano), el real (español), el florín (holandés) o la libra (inglesa).

Acabada esta primera sub-fase, de forma natural, llega la segunda, la cima, donde tienden a ocurrir los siguientes hechos:

- Menor productividad y pérdida de competitividad: En la semilla del crecimiento, está el propio declive de las naciones. Y el hecho de haber mejorado mucho, tiende a acomodar a las siguientes generaciones, lo que hace que se dediquen a labores más ociosas, y menos productivas, con lo que a rasgos generales, el país hegemónico tiende a perder productividad frente al resto del mundo. Hoy, por ejemplo, la mayoría de jóvenes prefieren ser influencers a abogados, astronautas o ingenieros.

- Brechas de salud: Todo ello redunda en dos sociedades dentro de una misma; una más próspera y otra menos, que empieza a organizarse con el punto puesto en la envidia a sus aventajados compatriotas. Es la chispa para que empiecen a estallar los populismos que prometen recuperar una igualdad, que en realidad nunca existió.

E irremediablemente, se entra en una tercera fase de declive, donde se dan paso las siguientes sub-etapas:

- Enormes deudas: Para poder pagar los mil derechos que se prometen en pro de la igualdad.

- Inflación: Se genera inflación para hacer frente a dichas deudas, a costa por supuesto, de la pérdida de riqueza por parte de la sociedad civil.

- Conflictos internos: Debido a que la prometida mejora no llega, empieza a darse la polarización y estalla el conflicto social.

- Pérdida del poder de la divisa y liderazgos débiles: Las deudas y la inflación, hacen que poco a poco, las personas confíen cada vez menos en la divisa, que otrora fue reserva de valor mundial, y empiecen a plantearse otras alternativas. Esto irremediablemente, crea liderazgos débiles, más centrados en solucionar las crisis a corto plazo, a costa del bienestar social a largo plazo. Con todo, poco a poco, la sociedad se va descapitalizando.

Bien, si atendemos a la descripción que hemos visto, tras la lectura del último libro de Ray Dalio, veremos que claramente estamos en la parte media de la curva del declive: Enormes deudas, inflación y liderazgos débiles. Todavía no se ha llegado a la última etapa de pérdida de poder de la divisa, pero es solo cuestión de tiempo

Sin embargo, este no es el fin, ya que en este punto, mientras un orden mundial va cayendo, otro que aprovechaba las flaquezas del primero, se ha ido gestando y está listo para tomar el relevo. Siempre ha sido así, y siempre será, la cosa es estar preparados.

¿Y cuál es ese Nuevo Orden Mundial al que podríamos ir dirigidos y cómo aprovecharnos de él? A esa pregunta trataremos de dar respuesta la semana que viene.