Hace un año ya hablamos del juego de mesa para toda la familia, 1920 Wall Street, un juego que además de estar inspirado en una trágica historia real, refleja con mucho acierto los mecanismo de oferta y demanda tan propios de los activos que cotizan en bolsa.

Así pues, y con motivo de la próxima festividad de Reyes, me gustaría hablar de 5 juegos de mesa para toda la familia. Por supuesto, la finalidad de los mismos es divertirse y pasar un rato ameno, pero también ir inculcando ciertos valores de cultura financiera y cálculo económico desde edades tempranas. Vamos a verlos:

Empezamos fuerte con nada menos que Cashflow, el juego creado por Robert Kiyosaki, autor del aclamado best-seller internacional Padre Rico, Padre Pobre -otro buen regalo de lectura para Reyes-.

En el juego, tal y como indicaba Kiyosaki en su afamado libro, el objetivo es ser el primer personaje que escape de la carrera de la rata. Para ello, los jugadores tendrán que entender que es el estado financiero personal, las diferencias entre activos y pasivos, planificar su estrategia y empezar a realizar inversiones.

Continuamos con Be Value, el juego de finanzas creado por Value School. En él, no solo aprenderemos a arriesgarnos e invertir, sino a saber diferenciar entre aquello que gastamos y no necesitamos, la relación entre empleo y sueldo, y la importancia de entender el ahorro como un vehículo hacia la inversión.

Seguimos con Pánico en Wall Street, un juego de mesa diseñado para enseñar a las personas sobre la toma de decisiones financieras en el mercado de valores. Los jugadores asumen el papel de inversores y deben tomar decisiones sobre cuándo comprar y vender acciones de diferentes empresas. A medida que avanzan en el juego, deben tener en cuenta factores como el rendimiento de las empresas, las fluctuaciones del mercado y las noticias económicas.

Por supuesto, el objetivo del juego es ganar dinero a través de la compra y venta de acciones para ser el inversor más exitoso al final del juego. Desgraciadamente, este juego ya no se encuentra a la venta, ni se ha reeditado, pero tal vez puedan encontrarse versiones del mismo en tiendas de segunda mano.

En cuarto lugar, me gustaría traer a colación MoneyLand, el juego de mesa creado por Juan Marín Pozo, autor de Finanzas para un tonto. Y es que dicho juego es una forma innovadora de introducir conceptos financieros y habilidades de gestión del dinero a niños y jóvenes.

De esta forma, en MoneyLand los jugadores se sitúan en una atmósfera similar a la de un parque temático, donde compiten en emocionantes desafíos de gestión del dinero, elaboración de presupuestos, inversiones o tipos de interés… con el objetivo de alcanzar la independencia financiera y vivir de rentas. Por supùesto, a lo largo del camino, los jugadores no estarán exentos de pasar por situaciones cotidianas de la vida real como crisis, paro y otros gastos sorpresa. El juego fue financiado gracias al crowdfunding.

Y acabamos con la versión desconocida de un clásico, Anti-monopoly, la versión opuesta al clásico juego de compras de calles y avenidas de sobras conocido por todos. El juego fue creado por Ralph Anspach y publicado en 1974, y ya desde su lanzamiento no estuvo exento de polémica con varios litigios con Hasbro por un tema de copyright de marca comercial y derechos de autor.

En cualquier caso, Anti-monopoly pretende enseñar a los jugadores los beneficios de una sociedad que vive en situación de competencia entre negocios. Para ello, el juego se inicia tal y como acaba Monopoly, con un tablero completamente monopolizado, solo que en este caso, las propiedades no son los bienes inmuebles y los servicios públicos, sino negocios individuales que están bajo una única propiedad. Con todo, los jugadores asumen el papel de abogados que presentan cargos contra cada monopolio en un intento de restaurar el libre mercado.

En definitiva, cualquiera de estos cinco juegos de mesa para toda la familia, pueden ser un regalo complementario estupendo para inculcar esos valores de cultura financiera que tanta falta hacen.