¿Cuál es la diferencia entre viajar de Barcelona a Atenas en avión y en crucero? Realmente, es que viajar en avión se realiza con la finalidad de llegar lo antes posible para disfrutar de una mayor estancia allí, mientras que hacerlo en crucero es para disfrutar del viaje (del trayecto), no tanto del destino.

¿Y si hablamos de precio? Pues mientras un viaje en avión puede costar entre 70€ - 250€ por solo 2 o 3 horas de trayectos y apretados sin apenas espacio (aquí no consideramos la clase business), un viaje en crucero de una semana puede salirte por 250€ - 300€, eso sí, con acceso a piscina, buffet libre o paradas en puertos de ciudades importantes.

Incluso si comparamos el precio de este billete de crucero con el de una noche en un hotel céntrico de Madrid de 4 o 5 estrellas, el primero resultaría más barato, pues dicho hotel podría llegar a salirnos por 400€ o 500€ la noche.

La industria de los cruceros fue una de las más rentables durante la década pasada, y todo apunta a que lo seguirá siendo en la presente. Y es que el número de pasajeros medios que usó cruceros como alternativa de turismo llegó a los casi 30 millones de personas en 2019, con un crecimiento del 56% desde 2009 (cuando fueron algo menos de 20M). Así pues, la compañía más grande del mundo, Carnival (CCL), pasó de tener un beneficio neto de 3.500 millones de dólares en 2009 a 5.500 millones en 2019.

Pero, ¿sabéis qué es lo más curioso?, Qué si hacemos una media de todos precios de pasaje (turista, business y suite), así como los diferentes momentos temporales en los que se compra el billete del crucero, el precio medio de un pasaje puede rondar los 1.000 dólares/pasajero, mientras que atender a un cliente en una semana de crucero con su servicio de restaurante, piscina, spa y el resto de lujos añadidos, ronda los 1.400$/persona.

Entonces, si un crucero pierde de media 400$ por pasajero, ¿Cómo es que su negocio (y beneficios) no han hecho más que crecer y crecer?, ¿de dónde salen esos beneficios extraordinarios? Vamos a verlo:

En primer lugar, los impuestos y las regulaciones. La mayoría de empresas de cruceros, aunque figuran con oficinas en países como EEUU o Suiza, tienen sus sedes en paraísos fiscales como Malta, Panamá o Las Bermudas. De hecho, curioso es el caso de Royal Caribbean, empresa subsidiaria de la Royal Caribbean Group, conglomerado que tiene su sede constituida en Liberia.

Y es que como bien sabemos, una empresa paga sus impuestos, allí donde los genera, pero claro, ¿dónde los paga una empresa de cruceros? Efectivamente, como no está muy claro donde los genera, encuentra vía legales para declararlos en auténticos paraísos fiscales donde apenas tributa.

A todo esto, hay que añadir que la regulación laboral de estos países es muy laxa, permitiendo largas jornadas de hasta 12 horas, 7 días a la semana, durante meses por salarios muy bajos de 500€ o 600€/mes. Pero ojo, salarios muy bajos en cuanto a salario base, cuantías que pueden ser más que duplicadas y a veces hasta triplicadas si contamos las propinas, dinero que precisamente no tributa, porque no está incluído ni en el salario, ni el precio de los productos. Eso sí, las maratonianas jornadas de 12 horas no las quita nadie, motivo por el cuál es muy común ver a trabajadores de origen filipino o centroamericano en muchos de estos cruceros.

Vale, hasta aquí vemos cómo ahorran costes, básicamente como se ahorran impuestos. Pero, ¿y cómo incrementan sus ingresos? La respuesta está en los servicios añadidos.

Según el mismo estudio, se calculó que si el precio medio billete/pasajero es de 1.000$, un pasajero estándar tiende a dejarse hasta el 60% de dicho precio (600 dólares) en servicio de resort. Hablamos cupones de bebidas, casino, masajes, medicinas, excursiones de abordo, spa y otras actividades. Y ya hay navieras que han comprado islotes (sobre todo en el Caribe) para prepararlos, para que los turistas se dejen buena parte de su cartera por una experiencia casi exclusiva.

Además, en términos medios, los pasajeros no son conscientes de este gasto extra. Esto es debido a que en muchas ocasiones, compraron sus billetes con tres y cuatro meses de antelación, motivo por el que están dispuestos a gastarse mucho más en su semana de vacaciones. Digamos que para ellos, cuando están en el crucero, el precio del billete ya está descontado, por lo que solo piensan en lo que se gastan abordo.

Pero es que además, podríamos añadir una última razón demográfica. En general, las personas mayores de 65 años suelen disfrutar de viajes de placer, de viajes cómodos. No buscan viajes de maratonianas caminatas de 10 horas por Roma a 30 grados a la sombra. No, todo lo contrario, prefieren viajes de placer donde principalmente disfruten del viaje en sí, no tanto del destino. Buscan sesiones de deporte light, karaokes, comida en abundancia y salas de fiesta. Y es bastante notorio, que cada vez la sociedad occidental, es una sociedad más envejecida. Es más, puede que muchos de vosotros conozcáis a alguna pareja de recién jubilados que se han ido de crucero.

Precisamente por estas tres razones, y porque los gastos fijos de un crucero representan hasta el 75% de los mismos, mientras que los variables apenas el 25%, la solución de dicho negocio es escalarlo cada vez más. Al fin y al cabo, el gasto que genera a la naviera una persona extra es limitado (un poco más de comida, una persona más en el spa…) pero su capacidad de gasto personal es bastante mayor. Este hecho ha motivado que mientras el mayor crucero del mundo era capaz de transportar hasta 4.500 pasajeros en 2008, en 2022 el mayor crucero del mundo ya transporta cerca de 8.000. Es decir, que cada vez quepan más personas, y el barco viaje siempre lleno. Esto es lo que justifica esos precios del billete, tan bajos. Como hemos dicho al principio, con la suficiente antelación (y en clase turista), un billete podría llegar a salirte por 250 o 300 dólares.

Dicho lo cual, ¿qué hay de las empresas?. Lo cierto es que la pandemia les supuso (como a todas las empresas de turismo internacional) un golpe muy duro, hecho que hace que todas coticen muy lejos de sus máximos históricos. Pero si vemos el precio de compañías como Norwegian Cruise Line (NCLH) o Royal Caribbean (RCL) justo antes de la pandemia, veremos que cotizaban en máximos (o muy cerca). Y ya con el fin de la pandemia, desde el verano de 2022, puede que estén en un momento muy interesante. ¿Quién sabe? Tal vez estén en su punto de inflexión…