Y arrancamos una temporada más con newsletters en las que intentaremos transmitir información de calidad, sectores estratégicos, recomendaciones culturales, y sobre todo, muchas más empresas en máximos históricos.

Arrancamos con un serial de tres semanas donde hablaremos de materias primas: Petróleo, gas y litio.

Hacia finales del verano de 2022 la SEC autorizó a Warren Buffet a través de su gestora de fondos Berkshire Hathaway (BRK.A), a hacerse con el 50% de una de la mayores 20 petroleras del mundo, Occidental Petroleum (OXY).

Y como siempre hemos dicho en Eurekers, tenemos que estar con los ganadores, esa es nuestra única misión como inversores. Si Warren Buffet, uno de los mejores inversores de la historia acaba de hacer una de las apuestas más fuertes de su carrera (y ya tiene más de 90 años), nosotros tenemos que estar con él, o al menos en su sector. Cuando el río suena, agua lleva.

Así pues, esta semana vamos a explicar porque independientemente de que por primera vez desde que se iniciara la invasión de Ucrania, el petróleo (en los mercados mayoristas) haya bajado, sigue siendo una inversión rentable.

El hecho de que el petróleo haya bajado (en su compra), significa más margen, y por ende, beneficios para las petroleras, y aunque poco a poco iremos viendo como los precios se relajan desde sus máximos de inicios de verano de 2022, no volverán a alcanzar los niveles a los que estábamos acostumbrados, al menos en el corto plazo. Principalmente por los siguientes motivos.

En primer lugar por el tipo de cambio euro/dólar. Tradicionalmente, el euro siempre ha estado a 1,25 o 1,30 dólares. Sin embargo, en la actualidad vemos como ya ha llegado incluso a perder (momentáneamente) la paridad (1:1), y ya hay expertos que aseguran que podría irse (un euro) a los 0,95 dólares o menos. Y esto es un problema real, ya que el precio del petróleo (barril de Brent en Europa) se compra en dólares aunque estemos en Europa, por tanto, si el euro sigue en esta senda bajista (con un dólar cada vez más fuerte), evidentemente el precio final de la gasolina (o gasoil), no va a poder bajar fácilmente.

En segundo lugar, el petróleo no se compra y se lleva directamente a la gasolinera para que podamos repostar, primero debe refinarse. Y curiosamente, la capacidad refinadora de Europa (donde por cierto, las principales refinerías están en España) está en máximos históricos. Es decir, no se puede refinar más porque ya están a pleno rendimiento. La única forma de refinar más sería invertir en desarrollar nuevas refinerías, que desde un punto de vista económico son muy caras en sus fases iniciales.

Y tercero, la transición ecológica. ¿Qué sentido tiene que empresas europeas e incluso estados empiecen a invertir en desarrollar su capacidad de refino, si se supone que la venta de vehículo gasolina estará prohibida a partir de 2035 y, dichos vehículos no podrán circular a partir de 2050?. Esta normativa absurda contra las energías fósiles, actuales garantes de nuestro estilo de vida, hace que no solo no se reinvierta en destino (en Europa) en más plantas de refino, sino que tampoco en origen. De hecho, ya pocos países reinvierten con la misma intensidad que hace unas décadas en desarrollar sus pozos de petróleo o en prospectar nuevos.

Y a todo esto debemos sumarle la invasión de Ucrania por parte de Rusia, y el hecho de haber tensionado los lazos políticos con el líder ruso, lo que ha reducido nuestra capacidad importadora barata, tanto de petróleo, como de gas, en demetrio de otros países como India o China.

En definitiva, todo estos motivos que ahora sabemos, dificultarán mucho que los precios de la gasolina y del gasoil vuelvan a los niveles que estábamos acostumbrados, hecho que los grandes inversores conocen a la perfección. De hecho, empresas como Chevron (CVX), Exxon Mobile (XOM) o Marathom Petroleum (MPC) siguen en máximos históricos. Hasta Repsol SA (REP), ha crecido un 27% en lo que va de año, eso sí, aún anda muy lejos de sus máximos históricos.