Cómo se suele decir, "en un mundo de constante cambio, asegúrate de estar en el lado correcto del cambio". Así pues, son ya muchas las voces que aseguran que Internet está a las puertas de una de las mayores revoluciones en nuestra forma de entender nuestras relación con las propias redes.

La Web 1, era para leer, la web 2 nos permite leer y escribir y la web 3, será para leer y escribir, pero siendo propiedad de todos, y no de unas pocas, las llamadas Big Tech. De esta forma, veamos la cronología de Internet más detenidamente.

La web 1 (principios de los años 90 - 2004) era algo así como depósitos de información donde los usuarios podían entrar consultar información y salir. Tenían un espíritu descentralizado ya que la información estaba en todas partes y no había grandes tecnológicas que capitanearan el rumbo de Internet. Además, aquellos portales web, apenas registraban tus datos, todavía no podían. Sin embargo, en una era en la que Internet apenas estaba en pañales, hacía que fueran portales poco funcionales donde ni siquiera se podía interactuar con ellos.

Con la web 2 (2004 -2019), aparecieron las llamadas Big Tech y empezaron a ordenar todo el caos de Internet. Así pues, Google permitió que acceder a cualquier información fuese tarea más sencilla. Facebook, permitía interactuar con cualquier persona a la distancia y Amazon se convirtió en el gran hipermercado online.

Este orden, permitió incrementar una gran cantidad de datos producto de las interacciones entre los usuarios. En consecuencia, para poder usar sus “servicios gratuitos”, el usuario pagaba con sus datos. Datos que eran vendidos a los anunciantes para posteriormente ser empleados en venderle al usuario, aquello en lo que él ya había confesado mostrar interés. Un modelo de negocio que si bien era muy lucrativo para estas compañías recolectoras de datos, resultaba invasivo y poco democrático.

Y así llegamos a lo que ya llaman la web 3 (2027 –¿?). Un nuevo espacio donde la información y su monetización estará controlada por el usuario, lo que le asegurará la privacidad de sus datos, y por ende una identidad digital más segura.

En este orden, ya existe el navegador Brave (del que ya hablamos), el cual permite al usuario ser remunerado en su token (BAT) si accede a compartir sus datos para ver publicidad

Otro gran cambio es que la web 3, permitirá tener una identidad digital multiplataforma. Un ID asegurado por la blockchain que usaremos para iniciar sesión en los diferentes sitios webs, realizar suscripciones o comprar por Internet. Proyectos como Civic o Cardano, ya están trabajando en construir estos marcos de identidad digital, y plataformas como la propia Bluesky, Twetch o Steem ya están tratando de crear la primera red social basada en blockchain.

Podríamos decir que algo así ya existe con los servicios de clouding o el Internet de las Cosas (IOT), que permite conectar dispositivos cotidianos a la web, sin necesidad de que exista un actor central que orqueste la actividad. Con todo, ya existen previsiones que afirman que en 2030 habrá cerca de 100.000 millones de dispositivos conectados a Internet, en una relación de 10 dispositivos por persona. Este hecho pone de manifiesto la suma importancia de la tecnología descentralizadora que garantice la privacidad de nuestros datos.

En otras palabras, La web 3 será a Internet, lo que la tecnología Ethereum (basada en la cadena de bloques), es a las criptomonedas. Es decir, en la web 3, el libro mayor de datos no lo tendrá una empresa, sino una vasta red de computadoras conectadas entre sí.