El plástico, ese material ligero y resistente que hoy en día está prácticamente en todo lo que consumimos. Casi sería perfecto si no fuera por dos razones: Por un lado, se extrae a partir de materiales fósiles contaminantes (el crudo) y por otro, para su completa desaparición precisa de varios cientos de años.

De hecho, actualmente se considera que hay en torno a 300 millones de toneladas de plástico al año sin reciclar. Tanto es así, que en algún punto del pacífico norte, se ha creado una nueva "superficie terrestre" llamada Isla Basura, una región del tamaño de entre 2 y 3 Españas formadas íntegramente en base a residuos plásticos.

Proyectos como el de Boyan Slat y su start-up Ocean Clean-up, prometen limpiar más de la mitad de los residuos plásticos marinos en menos de 5 años gracias a sus sistemas de barreras flotantes y el uso a su favor de las corrientes marinas. Pero, ¿Y si más allá de recogerlo para luego acabar enterrándolo pudiéramos darle una segunda vida?

Esa es la idea con la que surge la empresa mexicano-estadounidense, Plastikgas, que en base a un ingenioso sistema de ingeniería inversa pretende reconvertir plásticos en gasolina funcional para vehículos de uso cotidiano, industrial y agrícola. Edgar Padilla, inventor de la máquina, asegura que su gasolina es incluso mejor que la gasolina convencional ya que "la gasolina de alto octanaje, todavía tiene plomo -incluso la sin plomo-, sin embargo, en este caso nuestra gasolina no contiene plomo porque no viene del crudo, si no de un refinado anterior que se tuvo que realizar para producir plástico ”. En otras palabras, el inventor habla de gasolina de calidad de hasta 102 octanos.

¿Y cómo se consigue? A través de un método conocido como despolimerización catalítica y consta de dos etapas: En la primera, se funde el plástico a altas temperaturas obteniendo un líquido híbrido entre el petróleo y la propia gasolina. Y en la segunda, con este líquido, tras un proceso de destilación se pueden obtener diésel, gasolina o queroseno, en función a la temperatura a la que se haya destilado.

Con todo, "para producir 1 litro de esta nueva gasolina se necesita tan solo 1 kilo de plástico y además, supone un combustible que no ensucia los inyectores y tampoco produce humos contaminantes. Eso sí, esta gasolina huele a plástico" asegura Padilla.

En definitiva, un método disruptivo que aporta una doble solución; por un lado abarata la producción de gasolina y por el otro alivia un problema de orden mundial, la acumulación de plástico y su difícil degradación en el corto, medio plazo y largo plazo.

PlastikGas en la presentación de su nueva planta, pusieron a funcionar una motocicleta en base a tapones y botellas de plástico. Por suerte, la empresa mexicano-estadounidense probará esta nueva tecnología en dos países hispanos. España, a través de su planta en Barcelona y Ecuador a través de su planta en Galápagos, cuya apertura está programada para Marzo de 2022.

Solo en España se produce 1,6 millones de toneladas de residuos plásticos al año. Por tanto, esta podría ser una de las salidas más limpias, para uno de los mayores problemas existentes, y excedentes hay de sobra. Y ahora la pregunta es, ¿Incentivará el Gobierno de España a que se sigan abriendo más plantas reduciendo o eliminando el impuesto al plástico para seguir fomentando su investigación y comercialización, contribuyendo a crear una economía circular, o seguirá en su estrategia de patada hacia delante , incrementando o creando nuevos impuestos a "productos no verdes" y deteniendo el verdadero progreso disruptivo?