El pasado 3 de Mayo la empresa dedicada a la fabricación de camiones autónomos, TuSimple, alcanzó un hito histórico: Un camión cargado de sandías partió desde Nogales (Arizona) con destino a Oklahoma City. La distancia aproximada eran más de 1500 kilómetros, sin embargo, la verdadera novedad estaba en que el camión iba solo, sin conductor, de forma completamente autónoma. El trayecto duró 14 horas, 10 horas menos de lo que un camión conducido por un ser humano habría tardado en cubrir esa misma distancia. Y es que estos camiones independientes no se fatigan, no precisan parar a descansar o a comer, ni a dormir. Realizan trayectos directos del punto A al punto B.

Tan solo 3 meses después, pero en esta ocasión al otro lado del pacífico, la Start-up estadounidense Plus Driver, dedicada al desarrollo de tecnología autónoma, puso a rodar también en autopistas de acceso público un camión completamente independiente en la ciudad china de Yangtze.

Así pues, para poder cubrir estas distancias, los camiones autónomos se sirven de varias tecnologías. La principal es un sistema de inteligencia artificial, el cual aprende y toma decisiones constantemente en función de la información que le envían las diferentes herramientas de las que se sirve: Cámaras de alta definición capaces de analizar en tiempo real las condiciones del trazado más inmediato con una previsión de hasta 1 km, sensores en cada lado del camión que le hacen conocer los vehículos que hay a su alrededor de forma continua, un sistema de radares que le permiten reconocer la existencia de obstáculos en un radio de hasta 300 metros y todo conectado a un GPS en tiempo real que le permitirá conocer cual es la situación del tráfico o alertar en caso de accidentes.

Evidentemente, el principal beneficio que traerá a la cadena de valor no es difícil de imaginar: El abaratamiento de los costes de trasporte. Y no será porque los camiones autónomos sean más rápidos, más bien al revés, respetarán en todo momento la velocidad límite.

Y entonces, ¿Qué pasará con el empleo? Paradójicamente, el sector del transporte no solo goza de pleno empleo, si no que hay escasez de trabajadores incluso en mercados laborales tan desajustados como el español. Sin embargo, ante este panorama aún predictivo, ¿Qué futuro le espera al empleo en el transporte?. Según previsiones de la propia OCDE “para 2030 entre EEUU y Europa se perderán más de 4 millones de puestos de trabajo”.

No obstante, cabe matizar que muchos trabajos no se perderán, se transformarán. Igual que la revolución agrícola trajo el cambio de campesinos por mecánicos agrícolas y fabricantes de tractores u otros aperos pesados, el cambio que supondrá la revolución en el transporte de mercancías será radical. Precisará de desarrolladores informáticos, software, mayor número de mecánicos electrónicos y hasta expertos en ciberseguridad.

En cualquier caso se irá paso a paso, por lo que la pérdida de empleo será progresiva. Por lo pronto a medio plazo está previsto que estos camiones independientes empiecen a rodar tan solo para las largas distancias internacionales, de tal forma que el chofer cogerá el camión en determinados puntos específicos y los llevará a fabrica para que una vez cargado o descargado, volverlo a dejar en el mismo punto que lo recogió, donde ya tendrá otro camión esperando. Es decir, ¡el conductor pasará de conducir un único camión, a conducir varios camiones en un día! Tantos como pueda sacar de fábrica a puntos de salidas a autopistas y carreteras que ya no precisen de paradas.

De momento, los plazos para que estos camiones comiencen a operar de forma rutinaria y sea común verlos por las autopistas, varían entre 2025 y 2027.