Hace tiempo, venimos escuchando que la industria de los combustibles fósiles está en decadencia y que poco a poco de las energías renovables va copando el mercado.

Antes de la revolución del fracking- método de extracción de petróleo- se pensaba que el máximo de extracción de petróleo estaba cerca por la escasez de la materia prima. Ahora bien, con la mejora en la extracción y la productividad, esto aún no parece estar cerca.

Ahora, el ''problema'' viene de parte de la demanda. Es decir, se espera que la demanda de petróleo toque techo en no más de 10 años. Concretamente, hacía 2030.

Mientras que el problema de oferta viene dado por las limitaciones naturales, el segundo es debido a la sustitución de la preferencia hacia energías renovables.

Además, en el corto plazo tampoco se espera un buen momento... Se estima que el consumo global de petróleo -en el mejor de los casos- no volverá hasta 2023 al máximo que se alcanzó en 2019. Y en el peor, no se recuperará hasta 2027.

La situación proyectada para este año es que la demanda mundial de energía caerá un 5%. Mientras que el petróleo, el carbón y el gas natural caerán un 8%, un 7% y un 3%, respectivamente. Por otro lado, las energías renovables tendrán una ligera progresión positiva.

Con este panorama de la economía mundial y el aumento de la importancia de las energías renovables que hemos mencionado, estar invertidos en este sector podemos decir que no sería buena idea.