Actualmente, el sector de la Inteligencia Artificial mueve casi 6.000 millones de euros, pero se calcula que esta cifra se multiplicará por nueve de aquí a 2025, hasta llegar a los 52.700 millones de euros.

Este tipo de tecnología está penetrando progresivamente en muchos ámbitos diferentes- salud, automoción, finanzas, turismo, agricultura, etc - por su capacidad de conseguir una mayor eficiencia y precisión en los procesos productivos, y, por tanto, menos costes y mejores resultados.

Por ejemplo, en la industria alimentaria, la rama de la inteligencia artificial conocida como Machine Learning, cuando se aplica a los controles de calidad y seguridad, permite detectar defectos o identificar patrones en tiempo real, con lo que se consigue reducir desperdicios y evitar que el género defectuoso llegue al cliente final.

Otro caso destacado es el del sector sanitario, donde son múltiples las aplicaciones de la Inteligencia Artificial, desde el diagnóstico precoz- Toshiba acaba de presentar un dispositivo inteligente que puede detectar 13 tipos de cánceres- hasta el análisis rápido de resultados o el desarrollo de tratamientos y soluciones avanzadas, con la consecuente disminución de costes en investigación y equipos.

Por tanto, el potencial de la IA para reducir costes y multiplicar beneficios es enorme, y los países que más están apostando por ello son Estados Unidos y China.