La implantación de la tecnología de quinta generación (5G) está siendo más lenta de lo que algunas grandes empresas desearían.

Las redes públicas 5G han empezado a lanzarse este año en EEUU y, durante 2019, se producirá la gran eclosión de esta tecnología. Pero no será hasta 2020 cuando estén disponibles en todo el país estas redes públicas, que reducirán los retrasos en la transmisión de datos de 30 milisegundos a menos de uno. En este sentido, se espera que la nueva tecnología popularice las redes móviles privadas, porque fue diseñada con más capacidades que otras tecnologías inalámbricas.

Por eso, empresas automovilísticas como Audi, BMW, Volskwagen y Daimler, además de las grandes compañías químicas, de gas y de petróleo, las empresas de servicios públicos y los principales puertos de embarque, han expresado su intención de gestionar sus propias redes 5G.

Concretamente, Audi cree que gestionar una red privada 5G le permitiría conectar robots de fabricación y otros dispositivos de forma más rápida y segura que las opciones existentes de Ethernet, Wi-Fi o 4G LTE. Ethernet, por ejemplo, requiere de cables fijos y Wi-Fi es inalámbrica, pero se puede piratear más fácilmente que las conexiones móviles. Así, la compañía alemana está ensayando desde agosto con la nueva tecnología para controlar algunos de sus robots que pegan las piezas del vehículo.

Las redes privadas 5G también podrían crear un gran mercado para las empresas de tecnología que gestionan estas redes o venden dispositivos relacionados. Gigantes como Ericsson, Huawei, Nokia y Qualcomm, así como pequeñas empresas, ya están probando y comercializando equipos. Según la consultora Harbor Research, se estima que este mercado crecerá aproximadamente un 30% anual hasta 2028, año en que generará alrededor de 356.000 millones de dólares.

A mediados del año que viene, España acogerá uno de los mayores congresos internacionales sobre la tecnología 5G. La Conferencia Europea de Redes y Comunicaciones se celebrará en junio en la ciudad de Valencia.