Ser sede de Amazon es una pera en dulce para cualquier ciudad, por la cantidad de réditos que puede recibir en capital invertido, desarrollo industrial y en puestos de trabajo. Por eso, más de un centenar de ciudades se presentaron como candidatas para acoger la segunda sede del gigante tecnológico del retail en Estados Unidos.

Finalmente, las afortunadas han sido Long Island, en el estado de Nueva York, y Arlington, en Virginia. Ambas se repartirán los 50.000 puestos de trabajo con sueldos medios de 150.000 dólares que ha prometido la compañía liderada por Jeff Bezos, así como los 5.000 millones de dólares en forma de inversión.

Y es que Amazon, la segunda empresa con mayor capitalización bursátil del mundo (más de 800.000 millones de dólares), es un potente dinamizador económico, por todas las industrias auxiliares que mueve a su alrededor, además de reactivar el consumo y del mercado inmobiliario.

La competición entre las ciudades candidatas ha estado muy reñida. Amazon estableció unas condiciones muy concretas, como que tuvieran más de un millón de habitantes y buenas infraestructuras. Por supuesto, también exigía incentivos fiscales. En este sentido, Long Island ha ofrecido más de 1.500 millones de dólares en forma de impuestos ahorrados y Arlington en torno a 600 millones. Pero hubo candidatas que ofrecieron mucho más, como Nueva Jersey, que llegó a presentar la cifra de 7.000 millones de dólares en ventajas fiscales.

Asimismo, las ciudades candidatas utilizaron todo tipo de reclamos para tratar de llamar la atención de Jeff Bezos. El alcalde de Nueva York, por ejemplo, prometió iluminar los principales edificios de la ciudad con los colores corporativos de Amazon. Y el alcalde de Kansas City hizo un unboxing con 1000 productos de la tienda online.