En la década de los 90 del pasado siglo, invertir en bolsa se puso de moda en Estados Unidos, en vista de la buena marcha de la economía y de las buenas rentabilidades que obtenían los pequeños inversores: hasta un 30% de beneficio en cada ejercicio, casi cuatro veces más de lo que podía considerarse una ganancia aceptable en un mercado de bonos.

Así que muchos norteamericanos prefirieron comprar acciones antes que invertir su dinero en los bienes considerados "tradicionales", como una casa, una cartilla de ahorro o un plan de pensiones. El 20% de la riqueza estaba invertida en los mercados de valores.

Esta tendencia inversora se ha mantenido con los años y, aunque ha caído un poco en los años de la crisis, lo cierto es que, hoy en día, el 52%de los ciudadanos estadounidenses admite tener dinero invertido en bolsa y éste es un tema de conversación tan habitual entre ellos como el trabajo o la familia.

¿Y qué ocurre en España? Aunque estamos lejos del nivel alcanzado por Estados Unidos, es verdad que los españoles invierten en bolsa más de lo que pueda parecer. Concretamente, el 11,4% de hogares - 5,25 millones de personas- tiene acciones. Esta cifra aumenta a unos 12 millones de inversores si contamos los fondos de inversión.

De hecho, España es el segundo país de Europa con mayor número de accionistas, pero, a diferencia de los norteamericanos, los españoles son reacios a hablar abiertamente de sus inversiones bursátiles.